M. Cobas/ la voz, 31 de diciembre de 2015.
ANTONIO CORTÉS |
En casa de la ourensana Carmen Calleja se vivirá este año una Nochevieja especial, la primera después de ser consciente de que podía haber perdido la vida junto a su marido y su hijo esta misma semana. ¿Cómo? Pues en el incendio que se originó en su casa, provocado por una manta eléctrica olvidada enchufada sobre el sofá, que en un determinado momento de la madrugada prendió. Ni cuenta se dieron. La familia dormía cuando a las cuatro, Brisa, la nueva gata de la casa, se subió a la cama de Carmen y su marido y comenzó a maullar. La mujer despertó y calmó al animal. Pero ni caso le hizo Brisa que insistía en captar toda la atención de la mujer. «No era normal cómo estaba la gata, así que al final me desperté por completo y fue cuando noté el olor a quemado», recuerda Calleja. «Supongo que es el instinto de supervivencia, que venía a buscar protección y a alertarme para escapar», dice.
Alertó a su marido, que tras bajar a la sala descubrió el fuego y gritó a su mujer y su hijo que salieran de la casa: «Bajando la escalera no se podía ni respirar, estaba todo lleno de humo». Su marido sacó fuera de la casa las partes del sofá que estaban ardiendo. Ella se encargó de la manta. Consiguieron sofocarlo con rapidez y que el fuego no fuera a más. Apenas daños materiales, y ninguno personal. «Gracias a que nos despertó la gata, porque si no hubiésemos inhalado el gas que había en el ambiente y quedaríamos inconscientes, habríamos tenido lo que llaman la muerte dulce, que ni te enteras», añade Calleja. Tiene claro que si no es por el animal, «habríamos muerto los tres en el incendio de casa».
La familia no esconde su alegría, y por eso decidió llamar a Ourense Animalista para contarles lo que Brisa había hecho. Allí fue donde adoptaron a la gatita. «Es la chiquitina de la casa, vino cuando tenía apenas dos mesecitos», dice Carmen. Lo de adoptar animales es una práctica habitual de esta casa, que atesora varios canes y gatos. Las últimas incorporaciones son dos perros cuyo dueño falleció. Llegaron como un regalo el día de Nochebuena.
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