NOVO / VdG, 17 diciembre, 2015
Las resacas que inevitablemente aparecen para quedarse y amargar el día siguiente tras una noche de excesos podrían ser cosa del pasado. Al menos en Australia, donde ha abierto el primer centro clínico dedicado a este fin.
Hangover Clinic ofrece tres tipos de tratamientos para luchar contra toda la sintomatología típica de la resaca a base de medicación intravenosa, cócteles vitamínicos y oxígeno. También ofrece servicios para combatir los efectos derivados del jet lag, la gripe y para la recuperación tras la práctica deportiva.
El tratamiento anti-resaca básico, bautizado como Jump Start (buen comienzo) y con una duración de media hora, tiene un coste de 140 $ e incluye un litro de solución Hartmann para hidratar, vitaminas del grupo B y C y medicación contra el dolor de cabeza o las náuseas a elección del paciente. El pack energizante, con un precio de 165 $ y una duración de 40 minutos, incluye lo anterior y además ofrece oxigenoterapia y los dos tipos de medicación para evitar el dolor de cabeza y las náuseas. El tercero, bautizado como resurrección, está indicado para las situaciones más graves y ofrece al paciente al paciente todo lo anterior y a mayores un impulso antioxidante y litro y medio de la solución intravenosa Hartmann. Este último tratamiento tiene un precio de 200 $ y una duración de una hora.
A Max Petro, director de la clínica anti-resaca, se le ocurrió abrir este tipo de negocio después de trabajar como instructor de esquí en Australia y Estados Unidos. Por aquel entonces, él y sus compañeros compaginaban el trabajo con las fiestas nocturnas y a pesar de los excesos observó cómo los monitores salían a las pistas al día siguiente sin ningún problema. Le confesaron que su secreto era recurrir a líquidos intravenosos, oxígeno y analgésicos para contrarrestar los efectos de la resaca y decidió ofrecer estos tratamientos en su clínica.
En Australia ya han surgido las primeras voces críticas contra esta clínica al considerar que promueve el consumo excesivo de alcohol. «Esto anima a la gente a consumir alcohol de una manera totalmente inapropiada y es algo que el Gobierno debe mirar con mucho cuidado», aseguró el director de la Asociación de Salud Pública en Australia.
Sin embargo, desde la clínica se defienden argumentando que animan a beber en exceso al igual que los hospitales invitan a la gente a enfermarse. «No servimos alcohol. No somos un bar», sentenció el dierector de la clínica.
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