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jueves, 24 de diciembre de 2015

¿Por qué ponemos un pino, hacemos regalos y comemos turrón en Navidad?

En esta época todos repetimos el mismo patrón de tradiciones. La mayoría de los rituales que celebramos durante las Fiestas se inventaron por alguna razón, ¿quieres conocerlas?
LA VOZ,  23 de diciembre de 2015. 
La Navidad ya está aquí y el mundo entero se desea unas Felices Fiestas, una época cargada de ritos que celebramos cada diciembre sin que sepamos muy bien por qué. Las luces, el pino presidiendo cada casa, el roscón, la ropa roja, las tradiciones que cambian en función de donde vivas ayudan a que estos días sean unas Felices Fiestas, pero, ¿sabemos de dónde vienen todos estos rituales que repetimos cada año? Hoy google nos desea unas Felices Fiestas con un doodle especial en el que conmemora esta época de paz, amor y celebraciones.
1. El pino de estas felices fiestas tiene un aire muy teutón
El árbol de Navidad lleva decorando los rincones de nuestra casa hace ya varios días. Cargado de bolas y otros entrañables objetos, el pino es uno de los grandes iconos de estas Felices Fiestas. Parece una tradición ancestral, que lleva con nosotros desde el inicio de los tiempos, pero no es así. El árbol de Navidad viene del país de Angela Merkel y no tiene ningún vínculo con la tradición cristiana que venimos celebrando desde hace ya algunos siglos. Fue un hombre conocido como San Bonifacio el encargado de instaurar la colocación del pino a partir de una tradición pagana que consistía en venerar un árbol como símbolo del universo y adornarlo durante las fiestas del mes de diciembre en honor al dios Freya. San Bonifacio recogió el testigo y colocó la estrella en la punta para recordar al astro de Belén e introdujo un par de bombillas para simbolizar a la luz de Cristo. Pero, ¿y las bolas? Eso fue fruto de una adaptación de la propia adaptación. Y es que en un inicio las ramas se llenaban de frutas, lo que posteriormente se cambió por los adornos que tanto conocemos hoy en día.
2. El turrón, de cristiano más bien poco
Las mesas de estas Felices Fiestas no serían lo mismo sin una buena bandeja de turrón. A los más clásicos se han ido sumando poco a poco otros más sofisticados y adaptados a los nuevos tiempos. De chocolate, rellenos de toda clase de gominolas, con gallega y hasta con bebidas alcoholicas, el turrón es un clásico. Sin embargo, este manjar navideño no tiene la procedencia que muchos creen. El dulce por excelencia de estas Felices Fiestas es una herencia que dejaron los árabes allá por el año 1600. De hecho, las zonas con más tradición de este alimento son Alicante y Cataluña, donde iniciaron la fabricación del turrón duro y el de Jijona o blando. Con el paso del tiempo se fueron añadiendo variedades a la oferta, irrumpiendo ya en los años 30 y 40 variedades como el de chocolate, el de frutas, el de yema tostada, el de nata con nueces, o el de chocolate con almendras.
Los mazapanes también fueron introducidos en nuestra tradición por los árabes en el siglo VIII, cuando se elaboraban simplemente con azúcar y almendra. Hay dos ciudades que desde tiempo inmemorial se llevan disputando su creación. Venecia -que presume de tener una leyenda en la que se señala que la aparición del mazapán surgió en su lugar en el siglo XVI para crear un nuevo tipo de pan- y Toledo, que asegura que esta delicia surgió a raíz de una batalla del rey Alfonso VIII de Castilla contra los árabes, donde las monjas del convento de San Clemente decidieron elaborar una especie de pan a base de almendras y azúcar para alimentar a los soldados.
¿Y qué hay de los polvorones y mantecados? También forman parte de estas Felices Fiestas. Esto sí que es algo nuestro. Su tradición, andaluza, tiene origen en el siglo XVI y se enmarca dentro de la época de la matanza, debido a la base de manteca de cerdo que tenían anteriormente estos dulces.
3. El aguinaldo que hace aún más felices las fiestas
Si hay algo que consigue convertir estas fechas en unas Felices Fiestas ese es el aguinaldo. Con el tiempo hemos pasado a normalizarlo y nombrarlo como paga extra o extraordinaria, pero en su origen -bastante antiguo- este pago era bastante diferente a como lo conocemos ahora. Esta especie de propina navideña, dicen que surgió con Rómulo. El 1 de enero, recién comenzado el año, los empleados del primer rey de Roma decidieron regalar a su superior varias ramas cortadas de un árbol con ciertas dotes divinas. Poco a poco ese regalo fue mejorándose y con el paso del tiempo (y mucho tiempo) en España se comenzó a regalar dinero a los basureros, carteros, sirvientes y algunos funcionarios públicos que en estasFelices Fiestas recorrían las calles cantando y felicitando la Navidad.
4. Las suculentas cestas de Navidad, una evolución del aguinaldo
Jamones, botellas de vino, conservas, embutidos y dulces de Navidad recogieron el testigo del aguinaldo para convertirse en uno de los presentes más repetidos dentro de las empresas. Las canastillas que llevaban los campesinos para entregar los aguinaldos fueron las que dieron la idea de las exageradas cestas modernas. Esta tradición ha perdido algo de fuelle tras la época de vacas flacas a la que se enfrentó España y en la actualidad no tienen tanta importancia como antaño.
5. La ropa interior roja un origen fruto de lo prohibido
Es en estas Felices Fiestas cuando más optamos por la ropa interior roja. Una tradición que basa su fuerza en la buena suerte y que sin embargo nace de lo prohibido. En la Edad Media el color rojo se relacionaba con el demonio y la brujería, por lo que la Iglesia optó por incluirlo en su lista de prohibiciones. Sin embargo, las clases más bajas empezaron a relacionar que en el invierno -época fría y descolorida- portar alguna prenda de esta tonalidad estaba relacionado con la vida y la buena suerte. Y ante la prohibición, surgió la picaresca. Los ciudadanos comenzaron a portar prendas encarnadas lejos de las miradas y optaron por la ropa interior.
6. Las Uvas sí que son nuestras
Para que las Felices Fiestas den paso a un feliz año, es necesario comerse doce uvas en los últimos segundos del último día. Al menos así lo dicta una tradición que lleva con nosotros apenas un siglo. La costumbre, sin embargo, nada tiene que ver con la suerte o lo místico. Sino más bien con el interés económico. En la Nochevieja del año 1909, los agricultores comenzaron a ver cómo se les acumulaban las uvas sin poder darle ninguna salida. Y para poder deshacerse del excedente tiraron de inventiva y crearon un ritual que les ha salido realmente rentable.
7. Diga Felices Fiestas
Felicitar la Navidad se ha convertido en una de las claves de la incorrección política. En Estados Unidos, si quieres ser cortés y políticamente correcto tendrás que decir Felices fiestas, mientras que en Galicia lo normal, sano y educado es decir Feliz Navidad. El origen de todo el follón sobre lo que digo o no es que la Navidad es una fiesta cristiana. Desde hace unos años, desde el otro lado del charco, existe un cuidado especial para no ofender a nadie a causa de su fe religiosa. Y como a priori no sabes si alguien es cristiano o no, pues decirle «Feliz Navidad» podría consideranse ofensivo. Así que a partir de ahí se acabó el «Feliz Navidad» y llegó el «Happy Holidays» o Felices fiestas.

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