Rocío Pita Parada, 27 de diciembre de 2015.
Casi medio siglo después, la propuesta de la Ciudad de las Rías continúa planeando sobre el desarrollo urbanístico de Ferrol y A Coruña. Son muchos los que todavía consideran vigente la idea que enunció el arquitecto Andrés Fernández-Albalat en 1968 para transformar a ambas ciudades, y las poblaciones entre medias, en una misma área metropolitana. Una vía rápida sostenida sobre tres puentes que salvarían las rías de Betanzos, Ares y Ferrol actuaría de enlace físico. Pero su idea iba mucho más allá de esta simple infraestructura, transformando demográfica y socialmente la zona de la costa Ártabra: unidades de 100.000 habitantes divididas en cuatro grupos de 25.000 y que a su vez se estructuraban en barrios de 8.000.
El esbozo de esta teoría en unas jornadas urbanísticas del instituto José Cornide de Estudios Coruñeses, acompañado por unos bocetos trazados a mano alzada por el autor y que resumían su plan causó un gran revuelo en la época. La propuesta se publicó el 10 de agosto de 1968 en un monográfico de La Voz. Y aún ahora, en pleno debate sobre la necesidad o no de fusionar municipios, emerge periódicamente. Lo reconoce incluso el propio Albalat, que en declaraciones a La Voz reconocía en los últimos años la vigencia de su proyecto, que es, definió, «como el Guadiana: aparece y desaparece».
Entre la clarividencia y la utopía, la propuesta de Fernández-Albalat, que a sus 91 años continúa en activo, interesó a la Diputación Provincial, que llegó a auspiciar reuniones con alcaldes para analizarla. De hecho, este mes se cumple el cuarenta aniversario desde que se llevó al pleno de este organismo el proyecto. De la fugaz sesión, que según recoge la prensa de la época duró exactamente un minuto y 43 segundos, la iniciativa salió sin una decisión en firme, quedando aplazada sin nueva fecha la determinación. Nunca se llegaría a aprobar.
Tal vez no como la imaginaba su creador, pero la Ciudad de las Rías se ha hecho en parte realidad. La autopista ha actuado de nexo entre ambas poblaciones en una reinterpretación libre de esa idea primigenia. Pero lo que no podía prever el arquitecto era que el desarrollo demográfico de la zona no cumpliría las previsiones que se planteaban a finales de los sesenta. Y que, por tanto, también sería relativa su necesidad de asentamiento de la población con ese modelo urbano. No obstante, expertos locales coinciden en el valor de esta «lección» de urbanismo y la todavía posibilidad de aplicación actual de una propuesta que supo trascender las fronteras localistas.
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