Michael Mcloughlin / colpisa, 31 de agosto de 2015.
Si hay un teléfono que resuma los extintos días de gloria de Nokia es el 3210. Además de su resistente diseño y aquel adictivo juego de la serpiente, muchos suspiran aún al recordar cómo la batería de este terminal duraba varios días. La revolución de los smartphones supuso un cambio de cara en lo más alto del mundial de constructores móviles. Los nuevos protagonistas dieron forma a un ecléctico abanico de nuevas posibilidades, pero también se encontraron nuevos retos. Uno de estos desafíos se ha convertido en el gran talón de Aquiles del gremio: la autonomía de los dispositivos.
El problema es especialmente significativo en los teléfonos inteligentes. Raro es el usuario que, con un uso medio alto, no acabeenchufado a lo largo del día. Los llamados wearables, sobre todo los relojes, también padecen esta anemia energética. Aunque está lejos de tener una solución en firme, ya son varios los pasos dados en esa dirección. El último, una investigación del MIT que ha hallado la manera de crear baterías más seguras y duraderas.