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domingo, 30 de agosto de 2015

Las «gordibuenas» gallegas, belleza con unos kilos de más

El término procede de Latinoamérica y ahora está en boga por aquí
Pablo portabales / VdG   30 de agosto de 2015.
REBECA TIZÓN
El pantalón es la mejor báscula. Si aprieta más que en junio es que nos hemos pasado en verano. No hay duda. No hay que darle más vueltas. Lo digo porque esta semana cometí el error de pesarme después de que dos personas me dijeran que me veían igual que antes de las vacaciones. Falló su percepción porque la pesa confirmó lo que el cinturón ya venía avisando. «Si hay algo que no te gusta de ti y quieres cambiarlo aconsejamos que lo hagas desde un punto de vista positivo y, mientras estás en el camino, disfruta. No podemos bajar la autoestima por unos kilos de más y que sea algo por lo que te ataque la sociedad. La palabra gorda no es un insulto, una puede estar con 20 kilos de más porque sí, porque quiere, o por enfermedad», reflexiona con rotundidad Ana Gayoso Ramón, hija de Xosé Ramón Gayoso, el legendario presentador de Luar y colaboradora de la web www.weloversize.com, que promueve que «lejos de prejuicios y estereotipos creemos que la belleza está por encima de los kilos y los centímetros. Defendemos el amor propio, sea dentro de una talla 38 o de una 50». Creadoras y colaboradoras se encontraron este verano en Pontevedra. Además de Ana compartieron experiencias Elena Devesa, Rebeca Gómez y Beatriz Romero. Son las gordibuenas.
Vida sana
El término de gordibuena procede de Latinoamérica, según me cuentan, y ahora está en boga por aquí. Estas chicas lo definen como «esa mujer que quiere mejorar su futuro, pero no por ello fustiga su presente. Es aquella que, a pesar de no tener un físico de portada de revista, hace todo lo posible por sentirse bien consigo misma, que se esfuerza por sacar partido a sus cosas buenas y disimular las malas. Una mujer con personalidad, estilo y ganas de mejorar constantemente», analizan en una de sus publicaciones de la web. Ana Gayoso matiza: «No fomentamos la obesidad, sino la vida saludable, pero para gente que no está dentro de los cánones. Hay chicas monísimas fuera de las tallas que venden en las tiendas más conocidas. Contamos experiencias de gente con sobrepeso que corre o hace yoga, por ejemplo. Y también hay espacio para el sexo, moda, recetas, tendencias, cultura... Dentro de nuestra página hemos creado un universo en el que nos sentimos cómodas y pretendemos hacer llegar nuestro mundo a todos y todas las que quieran formar parte de él», apunta sobre la propuesta de la web que elaboran mujeres de entre 22 y 40 años. Después de hablar con ella decidí apostar por un septiembre sano pero sin amarguras. Olvidarme de los excesos veraniegos y disfrutar, como dice Ana. Belleza con unos kilos de más.
En el paraíso atlántico de Ons
Llegar a Ons, como sucede con las Cíes, tiene algo de aventura. Ons, con su vecina Onza, no es un conjunto tan espectacular visualmente como el que forman las escarpadas Cíes, pero esconde otros encantos como el pulpo guisado o la fabulosa empanada de maíz que prepara Checho (José Vidal Patiño) en su restaurante. Por mediación de César Bonilla tuve la suerte de compartir mesa con este hombre, amigo suyo desde hace décadas, que conoce todos los secretos y la historia de Ons. «Más de un siglo», me responde cuando le pregunto por los años que tiene este establecimiento bullicioso en el que una legión de camareros sudan la gota gorda para atender las mesas del interior y de la terraza. Los clientes llegan como hordas hambrientas en barcos particulares o en los de las distintas compañías que prestan servicio en la ría. Checho, Ons, son un oasis en medio del mar donde disfruté de un sargo de campeonato acompañado por una ensalada (las de los bares de playa saben siempre mejor que las de casa) y de unas patatas perfectas (de ahí viene que el pantalón apriete ahora). «Son de la isla», me dijo un camarero. No sé si me mintió. Recordé al del restaurante del camping de las Cíes que ofrecía en tono de broma piña de la isla y si algún despistado la pedía le traía una de un pino entre la carcajada general. No sé si septiembre regalará algún día para hacer otra escapada, y si no habrá que esperar al próximo verano para volver a saborear la buena compañía y la comida de este local. Y sin preocuparse por el sobrepeso, por los excesos, con alegría, como intentan contagiar sonrientes Ana Gayoso y sus colegas.

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