Manu Otero / la voz, 30 de agosto de 2015.
CAPOTILLO / La familia Supertramp inicia en julio del 2016 un viaje por Europa en bicicletas reclinadas.
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Ellos son Óscar Barreiro, Susana Míguez y los pequeños Lucía y Darío Barreiro Míguez, más conocidos como la familia Supertramp. Unos viajeros apasionados y amantes de la naturaleza que están a punto de embarcarse en la aventura de sus vidas. Una odisea que les obligará a pedalear durante más de 12.000 kilómetros atravesando una docena de países a bordo de sus trikes, unas bicicletas reclinadas de tres ruedas. La vuelta completa a Europa inicia la cuenta atrás.
El plan es que no hay plan. «Queremos libertad», afirma un Óscar que no se fija etapas ni objetivos. Lo único que está claro es que «queremos salir desde casa, con lo que el punto de partida y de llegada está marcado», explica el padre de la familia. El resto lo deja a la improvisación, al espíritu nómada y aventurero que invade a la familia desde el 2010.
Lo único que tienen es una pequeña hoja de ruta con los países y ciudades que cruzarán en su particular gira. Por seguridad seguirán vías europeas destinadas al desplazamiento ciclista, que son el Camino de Santiago y el Eurovelo, «aunque si nos surge la posibilidad de conocer o visitar algo, lo vamos a hacer», advierte Óscar. «A nosotros nos interesa lo que vamos a encontrar en el camino, muchas veces pueblecitos pequeños son más interesantes para pararse que las grandes ciudades», puntualiza Susana. Aunque ambos admiten que, por ejemplo, «cuando estemos en Roma, veremos el Coliseo».
Aunque afirman no tener ningún miedo, no son temerarios y tienen previstas ciertas precauciones. La primera de ellas fue adelantar la fecha de partida. «Queremos estar en el sur de Europa en invierno, por condiciones climáticas, aunque sabemos que hará frío igual», afirman.
El dinero también lo tienen controlado, publicaron un libro y cuentan con algún patrocinador, pero la mayor parte de los 7.000 euros de presupuesto parte de sus ahorros. «Contamos con 20 euros al día», resume Óscar.
Otro problema que saben como hacer frente son las noches. «Para dormir, tiendas de campaña o paradas puntuales en cámpings», afirma Barreiro. No obstante cuentan con otras opciones menos comunes como acogerse al programa Warm Shower, en el que los viajeros ofrecen cobijo a otros viajeros. Tienen todo previsto para evitar lo que les ocurrió en el 2011 en Holanda. «Fue una desesperación», reconoce la madre de la familia. Era de noche, llovía y la pequeña Lucía, que por aquel entonces tenía un solo año de edad, lloraba de frío y hambre. Todos los hoteles a los que llamaban les cerraban la puerta y cuando casi se resignaban a dormir en la calle, encontraron una habitación en un hotel a las afueras. «Más de 100 euros la noche y no tenía ni hidromasaje», se queja Susana al recordar ese día, pero con una sonrisa en el rostro.
Una sonrisa de la felicidad que se consigue al hacer lo que a uno le gusta. Y no solo los adultos están encantados con esta aventura. Los niños están impacientes. «Siempre preguntan cuando nos vamos», confiesa Susana.
Aunque muchos creen que es inseguro completar esta aventura con unos niños tan pequeños (seis años tendrá Lucía y dos Darío cuando partan), Susana y Óscar consideran que esta aventura les enseñará más que lo que puedan aprender en un aula. La responsabilidad y madurez es otro aspecto que se consigue a pasos agigantados en estas circunstancias. «Lucía se encargaba de su biberón, su merienda y ayudaba a montar la tienda», matiza Susana.
Todavía no comenzaron a pedalear, pero están seguros que será una experiencia inolvidable y la primera de su agenda. Ya planean cruzar América de norte a sur.
Punto de partida y meta
Partirán hacia Santiago y seguirán hacia Roncesvalles y Saint Jean Pied de Port, Toulouse y Marsella. En ferri llegarán a Córcega, y de ahí a Livorno, Pisa, Toscana, Roma y Bari. Otra vez en barco cruzarán a Albania y, luego, Grecia, Bulgaria, Austria, Holanda y España.
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