Javier Romero / LA VOZ, 07 de junio de 2016.
¿El símbolo celta conocido como trisquel es un signo realmente vinculado a Galicia o solo responde a una moda que logró asentarse hasta ser aceptada como algo propio de la tierra de Breogán? Si uno pasea por la compostelana rúa del Franco encontrará en sus numerosas tiendas de suvenires referencias a un pasado celta y mitológico del que discrepan numerosos arqueólogos con años de experiencia en Galicia. El tema, desde hace décadas, ha generado publicaciones científicas, debates y otros trabajos que buscaban, sin éxito, la respuesta definitiva. Ahora, la controversia ha vuelto a coger fuerza por un documental de Canal Historia (que se puede ver gratis en Youtube) titulado El legado celta. En el guion se afirma abiertamente que los castreños que habitaban en la fachada atlántica gallega acabaron convirtiéndose en celtas al importar numerosas costumbres, algo que ha generado numerosas opiniones contrarias en el sector de la arqueología.
Las principales localizaciones del documental, de 51 minutos de duración, se ubican en la comarca. La primera, y más simbólica, en el castro de Baroña. La segunda en la zona ribeirense de Couso, en donde la productora reconstruyó un poblado castreño al que se dio vida con figurantes y otros muchos detalles. La tesis que sostiene El legado celta es que los habitantes que poblaban la costa barbanzana mejoraron sus condiciones de vida gracias al contacto, primero, con mercaderes que llegaban del Mediterráneo, y posteriormente con otros pueblos celtas que habrían dejado su huella entre los moradores de la zona.
¿Costumbres heredadas?
El documental afirma que los recientes descubrimientos realizados en castros de la zona revelan prácticas propias de los celtas, como que las cenizas de algunos difuntos se enterraban en una arqueta en el suelo de la casa familiar. También se alude a las técnicas que había para trabajar el metal en esa época castreña, en la que se alcanzó un elevado nivel de precisión que, se apunta en la pieza audiovisual, también sería gracias al contacto con pueblos que dejaron su impronta en la comarca.
A modo de conclusión, y en la recta final del documental, se afirma que diferentes zonas de la costa gallega, como la barbanzana, «había pueblos que se llamaban a sí mismos celtas, hablaban dialectos célticos, tenían divinidades de origen celta y fueron identificados por los clásicos como celtas».
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