LA VOZ, 25 de junio de 2016.
Durante años su historia recorrió medio mundo y sirvió para conocer un poco más el horror que se vivió en el campo de concentración y de exterminio de Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial. Allí Joseph Hirt conoció a Josef Mengele, el médico nazi que experimentó con quienes habían tenido la mala suerte de terminar allí. Narró a miles de personas cómo llegó en avión con su familia judía de Polonia a Belgrado y cómo consiguió escapar por debajo de una valla eléctrica de una muerte anunciada. Incluso aseguró haber conocido a Eleanor Roosvelt y Jesse Owen y ver con sus propios ojos cómo Hitler le dio la espalda a Owens en los Juegos Olímpicos de 1936 en Berlín.
Pero ahora, la conmovedora e impactante historia de Joseph Hirt se ha desmoronado. A sus 86 años, este estadounidense haconfesado a través de una carta a un medio local de Pensilvania (EE. UU.) que su historia no era real y ha pedido disculpas por el daño que ha podido causar. «Hoy escribo para pedir disculpas públicamente por los daños causados a cualquier persona por las falsas descripciones de mi vida en Auschwitz. Yo no fui prisionero allí. No tuve la intención de disminuir o eclipsar los hechos que sucedieron realmente. Estaba equivocado y pido perdón», reza su escrito.
Joseph Hirt explica en su carta que su intención fue hacer todo lo posible para evitar que la historia y el horror de Auschwit no cayese en el olvido: «Me inventé mi versión basándome en hechos verídicos de otras personas». Ahora dice sentirse «muy sorprendido al ver que Auschwitz se ha convertido en un destino turístico limpio y pulido, en el que los visitantes se ríen y bromean sobre la propaganda». Y es precisamente «esta flagrante negación y la ignorancia de la verdad» lo que según él le ha llevado a «hacer lo que hizo», aunque en ningún momento quiso «mancillar la verdad que estaba tratando de compartir».
Sospechas desde abril
Su historia empezó a tambalearse en abril, cuando Andrew Reid, un profesor de Nueva York empezó a investigar sus palabras tras escucharlo en una de las muchas charlas que ofreció en su país. Fue así como descubrió que el número que Hirt lleva tatuado en su ante brazo izquierdo corresponde a otra persona, tal y como le confirmaron los funcionarios del Museo Estatal de Auschwitz, en el que tampoco existe ningún registro del falso reo. Además la historia de su huída tampoco casaba con la realidad, ya que Josef Mengele no habría llegado a Auschwitz hasta después de su supuesta fuga.
«Estoy feliz de leer la confesión y la disculpa pública del señor Hirt. Creo que en su historia hay algo de verdad, que la verdad no es relativa y que la verdad es la fuerza más liberadora de la vida. Además, como cristiano creo que el arrepentimiento, la redención y la reconciliación son más importantes que la venganza. No me gustaría apoyar y, de hecho, no llevaré a cabo ninguna acción legar contra el señor Hirt, al que le deseo lo mejor. Me ha pedido reunirse conmigo y cuando pueda espero hacerlo», respondió el profesor Andrew Reid en otra carta.
Un sobrino del propio Hirt confirmó que su tío se había inventado la historia y explicó que si bien existen miembros lejanos de la familia que habían sido encarcelados y asesinados en campos nazis, Hirt y su familia más cercana huyeron de Polonia antes de la invasión alemana para más tarde ser rescatados por los aliados en Italia antes de obtener el asilo en Estados Unidos.
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