Se la ha bautizado como la Smog Free Tower (Torre liberadora de Smog) y está instalada en Rotterdam, concretamente en el número 52 de la Vierhavensstraat.
Ana Isan / Ecología Verde, 17 de enero de 2016
Inventos como éste dejan boquiabierto y ojiplático al más pintado. Por suerte, si estamos cerca de él cuando el smog es intenso no se nos irritarán los ojos tanto como habitualmente ni tragaremos una excesiva contaminación. Y es que esta potente aspiradora es un sumidero de carbono capaz de reducir la contaminación de las ciudades.
Se la conoce como la torre de Rotterdam y su función no es otra que devorar la contaminación para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Si verla es impactante, conocer detalles de su funcionamiento no causa menos sorpresa. Esta curiosa aspiradora diseñada por Daan Roosegaarde es la primera torre que absorbe la contaminación urbana.
Tecnología de iones a gran escala
Como puede verse en las imágenes, la estructura de la torre tiene forma modular. Mide la friolera de 7 metros de altura y alberga un sistema de filtrado que, según explica su creador, utiliza una tecnología de iones patentada.
“Básicamente, hemos construido el mayor purificador de aire del mundo”, explica Roosegaarde, por lo que su capacidad para filtrar el aire a su alrededor también es inédita. Sin embargo, a menor escala ya se venía utilizando en espacios interiores.
Los buenos resultados en hospitales y otros ambientes interiores animó a llevar a cabo este proyecto. Es decir, se realizó a gran escala para poder filtrar el aire a su alrededor en exteriores. Un gran desafío que finalmente parece haberse superado con nota.
“Con ella la gente podrá volver a experimentar lo que es respirar aire limpio, de forma gratuita”, se enorgullece su creador. Para conseguirlo, la torre chupa el aire sucio por la parte superior, introduciéndolo en una cámara donde se realiza la purificación.
En concreto, cuando el aire sucio llega a una cámara las micropartículas (partículas inferiores a 15 micrómetros de diámetro) reciben una carga eléctrica positiva. Con ello se consigue que éstas se adhieran a un contraelectrodo conectado a tierra, reteniéndolas y dejando que el aire limpio pueda expulsarse a través de las rejillas de ventilación.
Es así como el aire a su alrededor está libre de polución. Hasta la fecha, solo puede apreciarse en este parque. Pronto se cumplirán los primeros cuatro meses de funcionamiento y, más allá de crear una pequeña burbuja de aire limpio en medio de una ciudad tan contaminada como Rotterdam (una de las más contaminadas), se busca difundir en invento para extender su uso en todo el mundo.
Los profesionales del Studio Roosegaarde que han participado en la realización de la torre quieren que el éxito de la misma sea una clara demostración de que existen soluciones a la contaminación tan prácticas como fáciles de replicar allí donde se necesiten.
30.000 metros cúbicos de aire por hora
¿Y qué entienden ellos por éxito? En cifras, la torre limpia unos 30.000 metros cúbicos de aire por hora, capturando con iones las partículas contaminantes que quedan almacenadas en su interior.
Su alimentación energética también es otro aspecto interesante. El proceso se lleva a cabo utilizando energía eólica. Además, su consumo es ínfimo, pues funciona con la electricidad que necesita un hervidor de agua.
Convertir la contaminación en joyas
Su eficacia como recolectora de materia prima (la contaminación, obviamente) para luego convertirla en joyas esta torre es quizá la faceta más sorprendente del ingenio.
Semanalmente se recoge el polvo generado por la recolección de smog y se fabrican joyas. Por ahora, con forma de anillo o de gemelos. El carbono que se atrapa se comprime en unos cubos de apenas ocho milímetros de lado y se crea este tipo de accesorios.
Más allá de servir para apoyar el proyecto mediante su comercialización se pretende concienciar sobre la importancia de cuidar el medio ambiente para poder respirar un aire limpio. Además, la productividad es digna de mención. “Con el smog recogido en Rotterdam en un día se pueden producir 35 cubos para joyas”, apuntan desde el estudio de Roosegaarde.
De hecho, cuando se llevó a cabo la campaña de financiación para ayudar a su construcción se podía obtener un anillo liberador de contaminación. O, lo que es lo mismo, además de colaborar para que se hiciera realidad, en la práctica, con cada anillo se estaban donando 1000 metros cúbicos de aire limpio a la ciudad.
Un proyecto de crowdfunding
La construción de esta torre ha sido posible gracias al micromecenazgo. Su subvención no hubiera sido posible de otra manera. Fueron necesarios alrededor de 113.000 euros para sacar adelante la iniciativa.
El proyecto consiguió casi 1.600 patrocinadores deseosos de que la Smog Free Towre fuese una contribución importante para que las ciudades fuesen más habitables. No en vano, el aire contaminado es un importante factor a la hora de provocar muertes prematuras en todo el mundo, y las partículas más pequeñas provocan problemas de salud que pueden llegar a comprometer la vida de las personas.
¿La solución a la polución urbana?
Imaginemos una ciudad llena de torres de este tipo. O, todavía mejor, grandes ciudades, modernas megalópolis, conturbaciones gigantescas con una calidad ambiental aceptable gracias a este tipo de torres…
¿Sería una solución para evitar el smog, es decir, la contaminación urbana más habitual? Por lo pronto, sus creadores tienen prototipos listos para enviar a otras ciudades como Pekín, París, Los Ángeles, México o Bombay. Quién sabe, quizá éste sea solo el principio…
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