S. G. Rial / LA VOZ, 06/10/2016
Los drones llevan tiempo de moda, sobre todo como entretenimiento. Otra cosa es tener el título de piloto y operador, lograr la licencia que otorga la Agencia Española de Seguridad Aérea y estar oficialmente registrado. La normativa ha cambiado mucho, y es complicado entrar en un mundo que parece apasionante y que, como mínimo, otorga una nueva perspectiva del entorno y, como máximo, es un medio de vida en un mercado que todavía está empezando y que puede dar mucho de sí.
Jonathan Lorenzo Ares es un vecino de la zona que cumple todos los requisitos para volar drones y realizar trabajos profesionales con ellos. De momento, tras varios meses de formación práctica y exámenes superados, está dándose a conocer. Y como carta de presentación, casi un catálogo, optó por recorrer algunos de los lugares más impactantes de la Costa da Morte, tanto para obtener fotografías como, sobre todo, vídeos. Las muestras pueden verse, sobre todo, en su espacio en las redes sociales. Todo ello bao el sello de Templar Dron. El nombre llama la atención, pero se explica por su origen: pese a que su padre es de Agualada y su madre de Carballo, nació y se crio en Ponferrada, la capital templaria, a la que sigue muy vinculado. Tanto, que hace poco fue ordenado como Templario Honorífico en una ceremonia que se celebra anualmente. Sin embargo, su vinculación con Bergantiños también es residencial, ya que vive en Xaviña-Coristanco.
Llegó al mundo de los drones casi por casualidad, tras quedar en paro, y como un hobbie que fue a más. «Pode ter futuro, aínda é algo que está moito por explotar», señala. Las imágenes que pueden verse en su espacio web sirven como promoción turística, aunque en su caso el abanico de servicios es más amplio: desde modelos en 3D, hasta edición de vídeos y fotos en alta calidad, que valen para anuncios, ceremonias familiares, deportes, controles agroforestales, control de estructuras o fotogrametrías. Como indica el propio Lorenzo, es todavía un mundo por descubrir y el tiempo dirá si se trata de un área con posibilidades de asentarse gracias a la demanda, o se queda en un proyecto con mucha ilusión y bastante tiempo y dinero invertidos.
Al margen de estas posibilidades comerciales, las grabaciones sobre algunos de los parajes más espectaculares de la Costa da Morte ofrece una perspectiva hasta ahora inédita en buena parte de los parajes. Por altura, velocidad y ángulos. En sus trabajos es posible remontar, de arriba a abajo, la cascada de Entrecruces o la de O Ézaro, desde Santa Uxía hasta la desembocadura. Faros como Vilán o Punta Nariga, la costa de Camariñas desde Trece, toda la franja litoral que une Carballo y Malpica, de As Torradas a Razo, plagada de acantilados. O admirar el castro de Borneiro de tal modo que los restos de las viviendas parecen un jeroglífico antiguo. También hay trabajos de fuera de la comarca, como el Castelo de Pambre, y estructuras industriales como el parque eólico de A Silvarredonda, en Cabana.
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