Jorge Lamas / LA VOZ, 27/10/2016
Aunque la mayor parte del tesoro de Rande había sido desembarcado días antes del desarrollo de la batalla de 1702, los ingleses y holandeses sí que consiguieron llevar a sus respectivos países parte -parece que pequeña- de aquel cargamento de oro y, sobre todo, plata procedente de la América colonial.
Más de trescientos años después de aquella cruenta batalla, enmarcada en la Guerra de Sucesión al trono de España, un pequeño trozo de aquellos preciados metales vuelve a estar de actualidad en Gran Bretaña. Todo partió de un abuelo que regaló hace muchos años una moneda a su nieto. Este explicó, tal como recoge el diario The Telegraph, que su familiar había viajado por todo el mundo y coleccionaba monedas. Entre otras muchas, le dio una de color dorado que mostraba en su anverso la efigie de Ana de Inglaterra -Ana Estuardo, la primera reina británica tras la unión, durante su reinado, en 1707, de Inglaterra y Escocia- con una leyenda que hace referencia a la gracia divina de su reinado, acompañada de la palabra Vigo.
Aunque la mayor parte del tesoro de Rande había sido desembarcado días antes del desarrollo de la batalla de 1702, los ingleses y holandeses sí que consiguieron llevar a sus respectivos países parte -parece que pequeña- de aquel cargamento de oro y, sobre todo, plata procedente de la América colonial.
Más de trescientos años después de aquella cruenta batalla, enmarcada en la Guerra de Sucesión al trono de España, un pequeño trozo de aquellos preciados metales vuelve a estar de actualidad en Gran Bretaña. Todo partió de un abuelo que regaló hace muchos años una moneda a su nieto. Este explicó, tal como recoge el diario The Telegraph, que su familiar había viajado por todo el mundo y coleccionaba monedas. Entre otras muchas, le dio una de color dorado que mostraba en su anverso la efigie de Ana de Inglaterra -Ana Estuardo, la primera reina británica tras la unión, durante su reinado, en 1707, de Inglaterra y Escocia- con una leyenda que hace referencia a la gracia divina de su reinado, acompañada de la palabra Vigo.
Este joven consultó recientemente con un experto acerca de la autenticidad de la moneda. Su curiosidad se transformó en sorpresa cuando el numismático le confirmó la antigüedad y, más tarde, en alegría cuando le dijo que solo había quince en el mundo y que su valor alcanzaba el cuarto de millón de libras (280.200 euros). El apego familiar ha sido dejado de lado por el afortunado nieto que ya ha anunciado la subasta de la moneda, el próximo día 16 de noviembre, en una casa londinense. Los ingleses acuñaron varios tipos de monedas con los metales robados tras la batalla de Rande. En ellas aparece el nombre de Vigo y, en algunas, incluso se representa la ría de Vigo, donde se disputó la batalla. En esta historia aparece otro nombre singular: Isaac Newton. El autor de la ley de gravitación universal era en 1702 el director de la casa de la moneda de Inglaterra, y como tal era el encargado de dar cuenta de los metales preciosos que desembarcó al Armada británica.
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