R. Romar / LA VOZ, 22/10/2016
UWE ANSPACH | EFE |
La Agencia Espacial Europea (ESA) ha acabado por confirmar lo inevitable: el robot Schiaparelli se ha estrellado en la superficie de Marte. Lo que tenía que haberse convertido en un descenso controlado para probar la tecnología europea de aterrizaje se acabó convirtiendo en un fuerte impacto a una velocidad de más de 300 kilómetros por hora. El módulo cayó sin ningún freno, ya que probablemente fallaron los cohetes de frenado, desde una altura de entra dos y cuatro kilómetros.
La ESA aún mantenía una mínima esperanza de restablecer el contacto con el robot, pero las imágenes de la cámara CTX de la sonda estadounidense Mars Reconnaisance Orbiter sobre el lugar del posible impacto, así como el análisis de la posible trayectoria, no dejan muchas dudas. La caía libre del aparato fue incluso mucho mayor de la esperada.
Comparada con una fotografía tomada en mayo pasado, la imagen suministrada por el satélite de la NASA, que orbita en torno al planeta rojo, muestra dos elementos nuevos en la superficie. Uno de ellos es brillante y la ESA lo asocia con el paracaídas de doce metros de diámetro utilizado en primera instancia para reducir drásticamente la velocidad de Schiaparelli en su entrada en la atmósfera marciana, pero del que se desprendió un poco antes de lo previsto. Tiene el tamaño de una piscina hinchable. El otro elemento es una mancha oscura de unos 15 metros por 40, situada en torno a un kilómetro de distancia del paracaídas, lo cual se interpreta como la marca dejada por el impacto del módulo a una velocidad muy superior a la prevista. Los cohetes que debían amortiguar la caída en la fase final se apagaron prematuramente.
Explosión
Tampoco se descarta que el módulo, con sus tanques de combustible aún llenos al no ser consumida la energía por los retrocohetes, explotase a raíz del impacto con la superficie marciana.
Estas interpretaciones previas deberán ser confirmadas por nuevos análisis. También será necesario un examen profundo de los datos aportados por el orbitador TGO, que acompañó al robot en su viaje a Marte, para saber exactamente cuál fue la causa de un accidente que privó a Europa de entrar en la historia espacial.
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