P. S. / LA VOZ, 06/10/2016
Al estrellato de un tirón, sin paradas intermedias ni agudas críticas ni puntos en guías, ha llegado Monastrellísimo en pocos días. Una contraetiqueta nada convencional y la facilidad con la que cualquier imagen se difunde con un simple teléfono móvil ha llevado a un tinto de Jumilla elaborado por bodegas Bleda para la murciana vinoteca Vinissimo, de San Javier, a convertirse en la inesperada atracción de este octubre de vendimia. Empiezan con el tópico rojo púrpura, ribetes violáceos, afrutado, taninos y estructura. «Como si te digo que unos leperos vampiro, de buena familia, lo recolectan solo en noches de apareamiento del cernícalo real mientras escuchan Chiquetete (los leperos). Acto seguido se fermenta en barricas de tungsteno construidas por glamurosos enanos carlistas con crestas de colores. Te lo vas a creer igual». Sea un mensaje contra el postureo, un simple vacile, o un inesperado golpe de suerte, las diez líneas de esta contraetiqueta han animado el panorama y reavivado el siempre presente debate de la originalidad en sector.
Marta Lojo, de cuyo estudio en Cambados han salido desde el año 2000 más de 1.500 etiquetas de vinos para todo el mundo, con reconocimiento y clientes de postín, hace notar que cada día es más importante vender. Sin enjuiciar esta etiqueta en concreto, considera que una gracia, si detrás no hay otra cosa, puede servir para un momento, pero nada más. Lo fundamental, estima, es que haya coherencia. No rechaza las etiquetas divertidas para vinos divertidos, entre otros motivos porque alguna ha hecho, pero cree que confiar el éxito a un nombre, o a un texto, no es lo más acertado. No valora ni acepta en sus etiquetas parodias, groserías, cuidándose siempre, según enfatiza, de caer en la vulgaridad. Sea como fuere, el Monastrellísimo es la marca del momento. La vinoteca, por cierto, recomienda en general no leer contraetiquetas hasta después de probar los vinos.
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