Iñaki Berazaluce / blog Publico.es, 07 MAY 2015
Sylvia Ann Driskell presentó su denuncia en calidad de “embajadora de Dios Todopoderoso y su hijo, Jesucristo” y en ella presenta “pruebas” que “demuestran” que la “homosexualidad es un pecado”.
El caso Driskell contra los homosexuales puede resultar absurdo desde su planteamiento pero el hecho de que el juzgado haya admitido a trámite la demanda es un indicio de que Estados Unidos no sólo es una democracia ejemplar, sino también una seudo-teocracia. El objetivo de Driskell es determinar si “la homosexualidad es un pecado o no lo es”. Para ello, recurre a varias definiciones del diccionario y otras tantas citas de la Biblia, un libro sagrado que, que sepamos, no genera jurisprudencia. Así:
“La forma en que están destruyendo nuestra Nación o Estado es destruir su moral. Mirad lo que sucedió en Sodoma y Gomorra”.
Y a todo esto, ¿cómo le puede afectar a una lesbiana de, digamos, Teruel esta demanda? ¿Puede acaso un juez de Nebraska “prohibir” la homosexualidad por decreto ley en todo el planeta? Bien, estamos hablando de un país que denomina a su liga de beisbol “series mundiales”.
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