La Voz | Agencias, 19 de octubre de 2015.
¿Hay vida en el exterior? Esta es una de las preguntas que más han rondado las mentes de la civilización durante los últimos años y las respuestas parecen empezar a encontrar camino. La estrella KIC 8462852, situada entre las constelaciones de Cygnus y Lira a 1.500 años luz, ha mostrado un comportamiento realmente poco habitual. Este astro, de un tamaño mayor que el sol, presenta una luz parpadeante que podría demostrar que algún objeto no identificado pasa por delante del planeta de manera ocasional disminuyendo así su brillo.
Una de las hipótesis que manejan los astrónomos es que la señal que detectó el telescopio espacial Kepler de la NASA es causada por enormes estructuras construidas por una civilización extraterrestre (por ejemplo, un complejo gigantesco de paneles solares).
«Nunca hemos visto nada como esta estrella. Es muy raro. Al principio pensamos que se trataba de un error en los datos o de un movimiento de la nave que tomó las fotografías, pero todo eso ha sido comprobado», explicaba la investigadora de la universidad de Yale Tabetha Boyajian en The Atlantic.
«Estamos estudiando con el Allen Telescope Array. No hay problema con eso, creo que deberíamos asegurarnos. Sin embargo, el público tal vez debería moderar su entusiasmo con las lecciones de la historia», aseguraba Seth Shostak, astrónomo del SETI (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre) a space.com, donde el experto citó como ejemplo los púlsares, cadáveres estelares superdensos que emiten haces de radiación de alta energía. Estos haces son recibidos por instrumentos en y alrededor de la Tierra en forma de pulsos regulares, ya que solo pueden detectarse cuando son disparados directamente hacia el planeta, un evento que ocurre a intervalos predecibles debido a la rotación de los púlsares. A día de hoy, esta información es conocida por los astrónomos, pero lo cierto es que en la década de los sesenta, cuando se descubrieron las primeras señales de púlsares, algunos científicos los interpretaron como posibles transmisiones alienígenas.
«Así que la historia sugiere que vamos a encontrar una explicación para esto» aseguraba Shostak sobre el misterior de KIC 8462852. Sin embargo, y hasta que se encuentre una explicación racional o científica al misterioso parpadeo, la hipótesis de la existencia de inteligencia extraterrestre todavía permanece encima de la mesa de los expertos. Es más, la estrella sobre la que orbita este cuerpo podría apoyar formas de vida que no emitan señales que puedan ser recogidas.
O incluso puede que este planeta fuera hogar de una civilización ya extinguida, a la que una extraña megaestructura (como un monumento) consiguió sobrevivir.
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