Alejandro Martínez / la voz, 31 de octubre de 2015.
El servidor informático del Ayuntamiento de O Porriño, la maquinaria que contiene miles de datos sin los cuales la administración no podría funcionar, se encuentra al lado del váter de uno de los baños de la casa consistorial. Dos ordenadores comparten espacio con los grifos del lavabo, mientras que varias cajas con otros equipos informáticos consumen la mayor parte del espacio en el retrete.
La alcaldesa socialista, Eva García de la Torre, utilizó ayer la palabra «desastroso» para calificar el sistema informático del Concello. No solo por el inapropiado lugar donde están ubicados los servidores, sino también porque los sistemas operativos se encuentran desfasados tras casi una década de funcionamiento. Los ordenadores han dejado de funcionar en más de una ocasión, con el riesgo de perder miles de datos de los porriñeses.
Los informes que se conservan en soporte de papel tampoco se encuentran en mejor situación. La falta de espacio obliga a colocar expedientes urbanísticos en el suelo y a repartirlos por diferentes espacios municipales donde ya no cabe ni un papel más. Este caos condiciona el trabajo de los funcionarios municipales. Empleados públicos hablan de una situación de colapso. «Es inhumano trabajar así», comentaba ayer uno de los funcionarios. La disposición de los expedientes es anárquica. «Para encontrar un expediente, hay que ir a ojo de buen cubero», señala.
Solución desestimada
El gobierno municipal tenía una solución. Dentro del listado de obras para realizar con los 1.300.000 euros de superávit del anterior ejercicio, se encontraba la creación de un archivo municipal y la renovación del sistema informático. Además se contemplaba una red wifi en todas las parroquias y obras de saneamiento, algunas de ellas consensuadas con el BNG.
Sin embargo, la oposición mayoritaria que conformaron los ocho votos del PP y uno de EU pasaron el rodillo en el salón de plenos y tumbaron la propuesta para la aprobación de un suplemento de crédito que activaría estos fondos. Inhabilitados para poder paliar estas deficiencias, los corporativos se vieron obligados por ley a destinar ese dinero al pago de la deuda. De esta forma, lo que O Porriño le debe a los bancos en la actualidad es prácticamente cero. «Me hubiera gustado destinar ese dinero a las necesidades de los vecinos y no a los bancos», se lamentaba ayer la regidora socialista, que reprochó a Eu-Son no haber dado su voto favorable a la propuesta por no colocar aceras en una carretera que es de la Diputación.
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