Marisol Guisasola / Mujer Hoy, 20 nov 2016
Hoy hablas de colesterol y parece que nombras un veneno. La televisión nos bombardea con anuncios de productos que lo reducen; las etiquetas que dicen “sin colesterol” añaden un plus para el comprador; y el médico comprueba sus niveles y, si lo cree necesario, nos receta estatinas para mantenerlos controlados. Una prueba de la actual obsesión por el colesterol es precisamente el consumo diario de estatinas en España, que ha pasado de 14,2 a 91,65 dosis por cada 1.000 habitantes entre 2000 y 2012, según datos de la Agencia Española de Medicamentos.
El colesterol es soluble, por lo que necesita ser transportado formando lipoproteínas. HDL significa lipoproteínas de alta densidad, es el famoso colesterol “bueno”, porque ayuda a mantener las arterias despejadas, y necesitas tener un mínimo de 50 mg/dl en mujeres y 40 mg/dl en hombres. Por su parte, LDL significa lipoproteínas de baja densidad, es el “malo” porque se asocia a un mayor riesgo cardiovascular. Hay que mantenerlo en niveles menores de 100 mg/dl. Por último, el colesterol total es la suma de ambos más el 20% de los niveles de triglicéridos. El nivel deseable es de menos de 200 mg/dl y el de triglicéridos, de menos de 150 mg/dl.
El colesterol está presente en casi todas las células del cuerpo. Lo necesitamos para producir vitamina D y hormonas, proteger nuestras células o fabricar sustancias que nos ayudan a digerir los alimentos. Tan esencial es, que nuestro cuerpo lo produce en cantidades suficientes. De hecho, los niveles bajos de colesterol –menos de 50 mg/dl de colesterol “malo” (LDL) y menos de 120 mg/dl de colesterol total— se relacionan con un mayor riesgo de depresión, ansiedad y otros trastornos mentales. Y es que el colesterol es esencial para el cerebro. Las embarazadas tampoco se libran de los riesgos del défi cit: es más probable que tengan un parto prematuro y den a luz niños con bajo peso si tienen niveles muy bajos de colesterol.
¿La caída de un mito?
Hay más: un polémico informe que ha analizado datos de 30 estudios previos que incluían a más de 68.000 personas mayores de 60 años viene a revolucionar las ideas circulantes sobre el colesterol. Publicado en la revista científica British Medical Journal, concluye que “no existe relación entre el colesterol LDL y el riesgo cardiovascular” y añade, incluso, que, “el colesterol LDL ayuda a vivir más años”.
Aunque la idea de los investigadores de siete países era analizar estudios previos para ver si el LDL se relaciona con mayor mortalidad en mayores de 60 años, descubrieron lo contrario: 12 de los estudios no indicaban ninguna relación y 16 señalaban que cuanto más bajo era el LDL, mayor era el riesgo de mortalidad. Ni siquiera los estudios centrados específicamente en la mortalidad por enfermedad cardiovascular (ECV) señalaron esa relación. De hecho, dos indicaban lo contrario a lo esperado.
¿Resultado? Que el 92% de los sujetos con niveles altos de LDL vivieron más años que los que tenían niveles bajos. A la vista de los resultados, los autores del informe han pedido “que se revisen las guías de prevención cardiovascular”, y añaden que “los beneficios de las estatinas se han exagerado y podrían incluso constituir una pérdida de tiempo y de recursos sanitarios”. Como era de esperar, esas conclusiones han levantado ampollas entre quienes continúan defendiendo la “hipótesis del colesterol”, que sostiene que las grasas saturadas (de origen animal) y el colesterol LDL son la causa principal de la enfermedad cardiovascular.
Aseguran que el trabajo está repleto de lagunas (“no contempla todos los factores que pueden haber infl uido en la mortalidad de los sujetos”) y solo ha estudiado a mayores de 60 años, por lo que “extrapola conclusiones indebidas”. Muchas de las censuras van contra la sugerencia de prescindir de las estatinas. “El informe no ha estudiado específicamente su papel, por lo que no está en situación de hacer recomendaciones al respecto”, señalan los críticos.
Otro argumento en contra son los muchos estudios que indican que el tratamiento con estatinas sí ayuda a prevenir la enfermedad cardiovascular en pacientes con altos niveles de colesterol. “Esos estudios aportan datos mucho más convincentes que los del trabajo publicado en British Medical Journal”, señalan expertos de la Fundación Británica del Corazón. Si sigues las tendencias en salud y nutrición, notarás, sin embargo, que el miedo que se le tenía está dejando de ser trending topic y que muchas de las antiguas recomendaciones sobre las grasas saturadas están perdiendo fuelle entre la población e, incluso, entre la clase médica.
"Hace 40 años los médicos nos dijeron que evitáramos los huevos, el beicon o la mantequilla porque esas grasas (saturadas) aumentaban los niveles de colesterol malo y, como consecuencia, el riesgo de sufrir ataques cardiacos, ictus y otras enfermedades cardiovasculares", explica Robert H. Lustig, endocrinólogo y profesor de Pediatría de la universidad de California (EE.UU.).
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