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domingo, 20 de noviembre de 2016

La ciencia condena las falsas esperanzas que ofrece la criogenización

La comunidad de investigadores británica, indignada con la decisión del juez que permitió esta práctica a una niña
Rita Álvarez Tudela  / La Voz,  20/11/2016
CRYIONICS INSTITUTE/HANDOUT
Los científicos británicos condenaron por unanimidad la decisión del Tribunal Supremo de autorizar a la madre de una niña de 14 años congelar su cuerpo después de su muerte, alegando que las posibilidades de que pueda ser revivida son «infinitesimales». Los expertos alertan de que las compañías criogénicas son irresponsables por hacer entender a la sociedad que existe una esperanza realista de que un humano muerto pueda ser descongelado, resucitado y curado de una enfermedad mortal en el futuro. Advierten así de que la decisión podría alentar a las personas vulnerables a perseguir esperanzas que en realidad son poco realistas, cuando no absolutamente infundadas. Para el profesor de neurociencia en el King’s College de Londres Clive Coen, la decisión puede llevar a «consecuencias no deseadas». Es decir, que mucha gente vaya a pensar que «esto vale la pena». Para este experto, también estamos ante una decisión éticamente complicada y alerta de que la niña «consiguió el consuelo, pero otros pueden ahora ser engañados». 
Sin regulación
Por el momento, Reino Unido no prohíbe a las funerarias comercializar la criogenización, pero en Canadá ya hay una ley que lo impide. De hecho, en suelo británico la práctica no está sujeta a ningún tipo de ley, ni siquiera se encuentra bajo el paraguas de la que regula la congelación de esperma y embriones, por el simple hecho de que «no se contempló» cuando esta fue aprobada en el 2004.
Desde Cryonics UK, la organización sin ánimo de lucro que preparó el cuerpo de la niña en Londres para su transporte a la planta de almacenamiento en Estados Unidos, agradecerían la entrada en vigor de una regulación. Con ella creen que se ayudaría a los hospitales a saber hasta dónde es legal y qué procedimientos seguir. La filósofa británica Mary Warnock no apoya ni su prohibición ni que hubiera otra legislación. Lo que sí pide es que la gente se informe mejor y que no sean «explotadas sin piedad por parte de estas empresas». Más crítico es el astrofísico Martin Rees, para quien las promesas hechas por los entusiastas de la disciplina son «ridículas y no deben ser tomadas en serio», pues considera «improbable que esto sea factible» y llama a que se desaconseje.
Con la salida a la luz del caso de esta niña es inevitable recordar una de las mayores leyendas urbanas de la criogenización, la del dibujante y productor cinematográfico Walt Disney. Tras su muerte por un cáncer de pulmón en 1966, su entierro privado y sin que nadie viese el cuerpo llevó a muchos a creer que había optado por la congelación de su cuerpo. Pero fue incinerado y sus cenizas reposan en un cementerio de Los Ángeles.

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