Michael Mcloughlin / COLPISA 08/08/2016
Durante muchos años, Samsung enfrentaba en cada presentación un examen público de su capacidad innovadora y una inevitable comparativa con Apple y sus iPhone, nada recomendable. Estos días parecen haber quedado atrás. Desde la presentación del S6, allá por febrero del 2015, la factoría coreana se mueve en el mundo de los teléfonos móviles con la seguridad de quien se trae la lección aprendida y ha hecho los deberes.
A principios de este año, en el Mobile World Congress, muchos ovacionaron al Galaxy S7 como se ovaciona una ejecución perfecta de un doble mortal con tirabuzón. Ahora, Samsung ha hecho el más difícil todavía. La pasada semana presentó en un evento en Nueva York, con réplicas en Río de Janeiroy Londres, su esperado Galaxy Note 7. A falta de poco más de tres semanas para que llegue al mercado, en los mentideros especializados ya le han otorgado el título de «mejor teléfono de todos los tiempos».
Con este movimiento, la multinacional vuelve a traer a Europa uno de susproductos más icónicos. Su predecesor, el Note 5, no fue misteriosamente vendido en el viejo continente. Ahora, el Note 7 sí lo hará, a partir del 2 de septiembre. El salto de número parece una decisión de márketing para emparejar la nomenclatura con la de la familia Galaxy S y, de paso, meter un poco más de presión a Apple, que en septiembre presentará previsiblemente su iPhone 7.
El Note 7 es un terminal de 5,7 pulgadas cuyo elemento más diferenciador es el S-Pen. Un puntero que ahora se integra mucho mejor en el teléfono y que ha sido mejorado, no solo en la forma sino también en sus funcionalidades. Ahora permite seleccionar texto y traducirlo rápidamente, tomar notas con la pantalla apagada, pasar fácilmente de una vista de aplicación a otra, hacer zum y generar un GIF de manera francamente sencilla.
Su aspecto hereda las principales virtudes del Galaxy S7, que a su vez bebía directamente del diseño del S6. Tendrá la pantalla curva, aunque con un perfil aún más estilizado. Su armazón exterior, rodeado por una banda de aluminio, se refuerza ahora con la quinta generación de Gorila Glass, una suerte de cristal templado capaz de soportar la mayor parte de los impactos y caídas que puede sufrir un terminal. Cuenta con resistencia IP68, lo que en el lenguaje del común de los mortales significa que es resistente al polvo y al agua.
Máxima seguridad
En el campo de la seguridad, el lector de huellas, algo obligado en casi cualquier teléfono hoy en día, se complementará ahora con la lectura del iris de los ojos. Basta con que el usuario mire al teléfono para que se desbloquee de manera inmediata.
La pantalla seguirá compuesta por una Super Amoled de 1440 x 2560 píxeles de resolución. En lugar de arriesgarse con el salto al 4K en móviles, han apostado por un panel HDR, que se centra en mejorar la calidad de los píxeles en lugar de añadir un mayor número. El motor del teléfono es un Exynos 8890, un potentísimo procesador que llega jalonado de 4GB de RAM. La cámara, la misma que la del S7: sensor de doce megapíxeles y una apertura de f/1.7, que permite tomar imágenes mejores con poca luz.
La batería, que cuenta con carga rápida, asciende a los 3.500 mAh. Aunque parece más que suficiente, es menor que la del S7 Edge, una circunstancia que probablemente venga condicionada por la integración del S-Pen. Por su parte, la capacidad es de 64GB, ampliable hasta 256GB mediante tarjeta microSD. Con el Note 7, Samsung aspira a revalidar los buenos resultados del presente año. Para comprobar su buen momento solo hace falta ver que, espoleado por el S7, por primera vez la compañía ha superado en España a Apple en la venta de smartphones premium (por encima de 450 euros).
Al buen momento de los asiáticos se unen las dudas en el lado de la compañía de Tim Cook. En su tercer trimestre fiscal vendió solo 40,4 millones de iPhones, un 15 % menos que el pasado año, lo que supuso una caída de beneficios del 27 % en ese tiempo. Ahora la pelota está en el tejado de Apple, que tiene que demostrar si es capaz de responder al pulso del Note 7.
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