Sara R. Estella / La Voz, 15/08/2016
Cerrar los ojos, intentar caminar sin mirar hacia abajo o buscar rápidamente algo a lo que agarrarse cuando bajamos la mirada y nos enfrentamos a un abismo de 400 metros de altura. Hay quienes prefieren recorrer su superficie de cristal gateando o los que se tumban para que las fotos reflejen su particular desafío al vértigo. Conductas espontáneas como estas se repiten cada día en el mayor mirador de cristal del mundo, situado a las afueras de Pekín.
«Tienes la sensación de que caminas sobre el cielo», cuenta Liu, una joven de 27 años, a La Voz. Le ha costado decidirse. En el borde donde termina la montaña y empieza la base acristalada, ha estado más de diez minutos intentado poner un pie en el mirador. «Al principio asusta bastante pero cuando llevas un rato, ya te acostumbras. Lo importante es no mirar hacia abajo mientras caminas porque el miedo te paraliza», añade excitada y sin soltar la barandilla que rodea la plataforma.
Este mirador sobresale 32,8 metros de la montaña y los pekineses presumen porque supera en 11 metros la superficie de otro similar situado en el Gran Cañón del Colorado, en Estados Unidos. Para subir, es necesario montar en teleférico durante diez minutos y después subir 100 metros de escaleras irregulares y con gran pendiente excavadas en la montaña. A pesar de que no es fácil, de lunes a viernes lo visitan unas dos mil personas y los sábados y domingos la cifra sube a 10.000 cada día.
«Desde su inauguración (el 30 de abril de este año) ya han pasado por aquí más de 500.000 personas pero aún vienen muy pocos extranjeros», explica a este periódico Yan Yue, responsable de turismo del distrito de Pinggu, donde está situado el mirador de cristal. «En China hay una tendencia a construir pasarelas y puentes de cristal en zonas remotas. Ya hay programadas más de medio centenar y el objetivo es dar a conocer las áreas escénicas que rodean las ciudades chinas», añade.
Alturas muy rentables
En el último año se han abierto al público decenas de ellas y todas baten récords. La última se inauguró a principios de agosto en la provincia de Hunan, en el Parque Nacional de Zhangjiajie, cuyas peculiares montañas sirvieron de inspiración para la película Avatar. Con sus 100 metros de longitud es la más larga del mundo y está ubicada a 300 metros de altura. No contentos con eso, las autoridades de la zona ya han avisado de que, en el mismo parque, planean construir un puente de vidrio aún más largo, de 430 metros.
Precisamente fue en esa zona donde en el año 2011 se instaló el primer paseo de cristal de China y según datos de la Oficina de Turismo de Hunan, la zona ha despertado un mayor interés para los turistas desde entonces.
De hecho, las autoridades han tenido que limitar las visitas, a 10.000 diarias, en otro puente de cristal situado en esa misma zona a 180 metros de altura. De media, las entradas para estas bases de vidrio cuestan 150 yuanes, unos 22 euros, a los que hay que sumar la entrada al Parque Nacional y el trayecto en teleférico.
Puede más la curiosidad que el bolsillo a pesar de que ya ha habido sustos. En octubre del año pasado un puente de vidrio situado a más de mil metros de altura en la provincia de Henan se agrietó bajo los pies de sus atónitos visitantes.
Un episodio aislado, según las autoridades, y que no influirá en la construcción de este tipo de estructuras.
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