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lunes, 30 de mayo de 2016

Llevas una cazadora hecha de ortigas ¡y no pica!

Las fibras vegetales existen desde hace mucho tiempo, pero las de calidad estaban al alcance de bien pocos. 
Bea Abelairas / VdG, 28 de mayo de 2016.
Por fin se pueden encontrar en muchas grandes cadenas, eso sí, aún no son un reclamo. Hay que fijarse en las etiquetas y disfrutar de sus propiedades, aptas incluso para usos deportivos.
En la colección de verano de Zara hay suéters y blusas confeccionados con ramio. Cuesta poco menos de 20 euros y la mayoría de las personas que lo han comprado no saben que llevan una prenda elaborada con un matorral que se usaba y se usa aún en muchos países para dar de comer al ganado, pero que tiene un uso textil más que aceptable. Y hay prendas realizadas hasta con ortigas que los usuarios llevan pensando que se trata de sedas.
El ramio es muy similar al lino, pero tiene más cuerpo y era muy conocido en Asia, donde se concentra su cultivo. De hecho, el traje tradicional coreano, el hanbok, se confecciona con este material. En la ropa occidental no se intuye su abolengo, solo que no se arruga tanto como la seda, pero también es cierto que cuando el ramio llega a Europa ya está mezclado con otras fibras para darle una apariencia menos enxebre. Precisamente esta característica es la principal cualidad que le han visto muchos diseñadores de una cadena de producción en la que seguro que pesa el hecho de que sea una materia prima muy barata y que respeta el medio ambiente, lo que la acerca al público con más conciencia eco. Pero es que, además, el ramio es cómodo y abriga, como sucede con otras fibras de origen animal mucho más caras (como la alpaca, la angora o la codiciadísima y cara cachemira).
Cupro para alérgicos
El cupro es un nuevo material eco, que se elabora a partir de otros tejidos y que también lo tiene todo: es suave, dura y tiene las propiedades del lyocell o el tencel. Pero también es perfecto para personas con alergias a determinados tejidos acrílicos o de poliéster. Es antiestático, ya que los ingenieros que lo desarrollan aseguran que no produce esa electricidad estática que se genera con las telas de fibras químicas, por lo que se convierte en muy transpirable. Muy pronto se verá entre los diseños más deportivos, ya que es fresco y capaz de regular la temperatura corporal, tanto para ambientes de mucho calor como para los más fríos. Tiene una caída similar a la seda, por eso muchas bombers y gabardinas fluidas que son tendencia esta primavera estarán elaboradas con cupro que, encima, se puede meter a la lavadora sin miedo incluso a 40 grados. Eso sí, se arruga mucho.
Muselina de Napoleón
Hace años que países como Alemania recuperaron la tradición de hacer fibras a partir de ortigas y ahora son casi un artículo de lujo. Y es que de la ortiga se fabrican hilos de alta calidad, delgados, flexibles y fuertes. Tanto que la historia textil cuenta que hasta Napoleón se encaprichó de esta tela con apariencia de muselina y que incluso hay sospechas de que se usaba en la Edad de Bronce. La fibra de ortiga es suave, durable y respirable como el lino, aunque brillante como la seda. También tiene propiedades antiestáticas, transpirables y termorreguladoras con la ventaja de que no solo se pueden crear prendas livianas, ya que permite hilarla de forma mucho más tupida. La cultivan en medio mundo y uno de los modelos más artesanales es el que se conserva en Nepal.
Los ecologistas que llevan años recomendando ropas sostenibles como estas solo se lamentan ahora de que su llegada a las grandes cadenas de moda o su popularidad dispare los precios y las vuelva a convertir en capricho de unos pocos.

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