EFE, 23 de mayo de 2016.
JOSÉ MANUEL CASAL |
La contaminación y la degradación del medioambiente causan lamuerte prematura de 12,6 millones de personas al año, cifra 234 veces superior a la que provocan los conflictos armados. Así lo revela un informe presentado este lunes en la inauguración de la segunda Asamblea de las Naciones Unidas para el Medioambiente (UNEA-2), que esta semana reúne en Nairobi a delegados de 173 países para establecer acuerdos que permitan un desarrollo sostenible.
La asamblea, la institución más importante a nivel mundial en materia medioambiental, tiene por objetivo introducir una nueva perspectiva en la defensa de la naturaleza: la protección de la salud humana. «Nuestras economías matan a mucha gente en el nombre del desarrollo, una de cada cuatro o cinco muertes prematuras son causadas por nosotros mismos. Es lo que se llama matanza o asesinato», aseveró el director del Programa de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (PNUMA), Achim Steiner.
En África Subsahariana, se estima que el 23 % de las muertes están relacionadas con la contaminación; el 22 % en el este del Mediterráneo, el 15 % en Europa y en torno al mismo porcentaje en el continente americano. Una de las pruebas que demuestran el vínculo cada vez más estrecho entre medioambiente y salud es el aumento de las enfermedades no transmisibles o crónicas, que matan a 38 millones de personas cada año, el 75 % de ellas en países de rentas medias y bajas.
Así, la contaminación ambiental, en el origen de muchas enfermedades respiratorias, mata a 7 millones de personas anualmente, 4,3 de ellas por las malas condiciones de vida en los ambientes domésticos de países en desarrollo. El incremento de estas afecciones crónicas es una de las razones por las que la UNEA ha puesto el foco en la salud humana: «Tenemos que averiguar las causas de por qué el medioambiente es un gran problema para la salud humana», subrayó la científica jefe del PNUMA, Jacqueline Mcglade.
Las enfermedades infecciosas originadas en los animales o zoonosis, como el ébola o el zika, representan ya el 60 % de todas las que afectan a los humanos. El tráfico ilegal de animales, abundó, es una de las razones por las que estas enfermedades están saltando con mayor facilidad a las personas.
La falta de acceso a agua potable y sistemas sanitarios mata a 842.000 personas de diarrea anualmente, sobre todo en países pobres, y la exposición a químicos tóxicos causa 654.000 defunciones. En los últimos veinte años, más de 600.000 personas han muerto por desastres naturales.
La UNEA-2 debate esta semana en Nairobi cómo hacer realidad el paquete de medidas para proteger los ecosistemas previsto en la Agenda 2030 que establece los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU o el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático (COP21). Más allá de este marco multilateral, los delegados debatirán medidas para luchar contra el tráfico ilegal de la flora y la fauna o los residuos tóxicos, por la defensa de los océanos, la reducción del impacto de los conflictos armados en el medio ambiente y la mejora de la salud humana.
El presidente de la UNEA-2, el costarricense Edgar Gutiérrez, remarcó el gran desafío que afronta esta semana el conocido como «Parlamento del medioambiente». «Tenemos que dar un mensaje que llegue a la gente de a pie. Que alguien de la calle lo lea y diga: me están hablando a mí y tengo que cambiar», manifestó.
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