R. Romar/ LA VOZ, 10 de abril de 2016.
ANA GARCIA |
La Ley de Protección y Bienestar Animal de Galicia pone en riesgo la actividad cinegética. Es la advertencia que lanza la Mesa Gallega por la Caza y que ha hecho constatar, en colaboración con la Asociación de Caza Mayor de Galicia y la delegación gallega de la Asociación Española de Rehalas, en las alegaciones que acaban de presentar al anteproyecto impulsado por la Consellería de Medio Ambiente.
¿Por qué? Fundamentalmente porque la normativa incluye también a los perros de caza dentro de la consideración de animales domésticos o de compañía, en los que queda prohibida «calquera conduta que ocasione directa ou indirectamente ao animal dor, sufrimentos ou danos innecesarios, tanto físicos coma síquicos, ou a morte, sexa por acción ou omisión dolosa ou neglixentemente». «Deste xeito os cans de caza non se poderían utilizar en batidas, como as dos xabalíes, ou en vixiancias, porque poden supoñer nun risco para o animal», advierte Francisco Chan, de la Asociación de Caza Mayor de Galicia. Las entidades que respaldan las alegaciones demandan que este tipo de cánidos queden fuera del ámbito normativo, tal y como se hizo con los toros, los équidos domésticos o los animales destinados a la producción o autoconsumo. «Tampoco podemos obviar -argumentan los recurrentes- que estos perros no pueden definirse como de compañía».
A juicio del colectivo, si la ley se mantiene tal y como está en el anteproyecto supondría «un grave ataque a la caza en Galicia de nefastas consecuencias».
En las 20 páginas de alegaciones también se considera que debe ser eliminada la «prohibición del uso de collares de adiestramiento, puesto que este tipo de aparatos tienen probado su respeto a los estándares internacionales y comunitarios de bienestar animal que permiten su comercialización». La Mesa Gallega por la Caza entiende, además, que los lances cinegéticos no deberían tener, en ningún caso, la «consideración de escenas de crueldad» y que tendría que existir una excepción a la prohibición genérica de transportar animales heridos o enfermos, ya que en el caso de los de caza si sufren un percance «necesitan que se les traslade urgentemente a una clínica veterinaria». De igual modo piden que se mantenga el intercambio de cachorros entre los propietarios de perros, «pues en el caso de los cazadores es un acto que carece de ánimo de lucro».
La propuesta normativa prohíbe con carácter general que se opere a los canes para cortarles el rabo y las orejas. Sobre este aspecto los cazadores alegan que en algunas razas se realiza esta práctica «exclusivamente por razones higiénico-sanitarias que persiguen el bienestar del animal». Así se evita que el perro sufra en el monte «heridas sangrantes en estos miembros por las constantes rozaduras con la vegetación».
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