R. Romar / LA VOZ, 04 de febrero de 2016.
No es un águila, no es un azor, ni tampoco un gavilán. Aunque se les parece, y mucho. Es un dron, un auténtico vehículo no tripulado camuflado como un ave rapaz para ahuyentar los pájaros que arruinan los cultivos y plantaciones de todo tipo o para espantar las gaviotas, cormoranes y garzas que acechan las piscifactorías. El espantapájaros aéreo ha sido fabricado por la empresa gallega Fobos Solutions, con base en Vigo, que desde hace un mes ha iniciado su comercialización, tanto en venta como en alquiler, a partir de dos patentes desarrolladas por el equipo de investigación de Jordi Figuerola, de la Estación de Biológica de Doñana, del CSIC.
La compañía viguesa se hizo con los derechos de explotación y desarrollo de la licencia de un invento español que también esperan introducir en el mercado mundial. «Ahora mismo estamos buscando financiación para la expansión internacional y ya tenemos peticiones de Chile, Sudáfrica, Uruguay o Estados Unidos», explica Marcos Carrera, consejero delegado de Fobos Solutions. De momento, la firma ya ha obtenido la autorización de la Agencia Española de Seguridad Aérea para poder operar.
El dron, que imita el comportamiento de las aves rapaces a la hora de enfrentarse a sus presas, fue probado el pasado año con más de 1.000 horas de vuelo en cultivos de girasol, quinoa, uva de mesa, fresa, albaricoque y arándano localizados fundamentalmente en Andalucía, aunque también se ensayó su eficacia en una piscifactoría de la Costa da Morte. «Conseguimos reducir las pérdidas en los cultivos entre un 80 % y un 90 %, y en algunos casos logramos la ausencia total de aves», destaca Carrera, que explica que el dron biomimético aviar, su nombre técnico, «crea un espacio con su presencia, al igual que hacen las aves rapaces, que los pájaros interpretan como territorio en el que hay la presencia de un depredador, con lo cual estos, que se acercan para comer en los cultivos, acaban marchándose a otras zonas de alimentación».
En el caso de las piscifactorías su función también es importante, ya que las gaviotas y demás aves marinas acarrean importantes pérdidas a estas instalaciones en busca de pescado. «Es un producto maduro, validado y totalmente comprobado», subraya Marcos Carrera. La empresa dispone de varios modelos que permiten al aparato camuflarse como un azor, un águila o un gavilán, en función de las presas que se desee ahuyentar.
También en aeropuertos
Esta innovadora tecnología ha despertado la atención de tres aeropuertos españoles, que en la actualidad tienen que recurrir a servicios de cetrería para ahuyentar las aves próximas a este tipo de instalaciones, ya que suponen un riesgo para la seguridad aérea. En este caso será necesario obtener un permiso especial para realizar las pruebas, ya que la ley no permite que los drones se acerquen a un radio de ocho kilómetros de un aeropuerto. En Latinoamérica también se han interesado por este uso.
La compañía gallega busca ahora mejorar los servicios que ofrece incorporando al vehículo no tripulado sistemas capaces de procesar imágenes y de tomar decisiones desde el propio vehículo en tiempo real, sin necesidad de transmitirlas a un servidor ni de almacenarlas en una memoria. Para ello ha adquirido dos patentes de visión artificial desarrollados por la Universidad de Sevilla y el CSIC.
Un depredador aéreo con tres formas
El dron biomimético aviar adquiere la forma de un águila, un azor o un gavilán, en función de las necesidades, para ahuyentar aves y lagomorfos (conejos y liebres). Está diseñado para emular el comportamiento de las aves rapaces.
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