Ana Teruel / El País, 16 FEB 2016
Eagles of Death Metal, la banda que tocaba en la sala Bataclan cuando los atentados del pasado 13 de noviembre, regresa esta noche a París para un concierto muy especial. Se trata de acabar el espectáculo que un comando yihadista convirtió en pesadilla matando allí a 90 personas. A la cita de esta noche en la sala Olympia están invitados todos los supervivientes del concierto del Bataclan y los familiares de las víctimas mortales. Sin embargo, tres meses después de los ataques que se cobraron la vida en total de 130 personas, no todos están preparados para el evento.
Aquel 13 de noviembre, Stéphane, quién relató su historia a este diario, acabó como escudo humano, rehén de los terroristas, durante dos horas y media. Esta noche será de los que no quieren perderse el emotivo concierto. “Va a ser muy especial”, explica ahora, sin mucho tiempo ni ganas de entrar en detalle. Para el informático, que ha sentido enseguida la necesidad de ponerse en contacto con otros supervivientes, será la ocasión también de poder intercambiar con ellos. “Voy a poder hablar con otras víctimas y sobre todo, ¡aprovechar!”, dice.
No todos los supervivientes estarán presentes. Varios se lo pensarán hasta el último minuto. Para otros es simplemente demasiado pronto. “No voy, no porque tenga miedo, seguramente será el concierto con mejor seguridad del mundo, pero no quiero ponerme en una situación que me pueda generar estrés. El hecho de estar en una sala con 2.000 o 3.000 personas, cualquier ruido, cualquier cosa me podría alterar”, explica así un joven que no quiere ser identificado. “No tengo nada que probar, voy avanzando poco a poco, con altibajos”, añade.
“Lo principal es que no se esfuercen en ir. Tienen derecho a no ir. Creo que es muy pronto y que puede provocar una recaída. Para algunos puede ser muy doloroso”, advierte Carole Damiani, psicóloga y directora de la asociación ParisAide aux victimes, a la agencia France Presse. Para los que sí hayan decidido ir o se lo estén pensando, la asociación brinda la posibilidad a quienes los deseen visitar la sala antes del concierto y ver qué sensaciones tienen. Durante el espectáculo, una treintena de psicólogos estarán presentes y si una persona siente la necesidad de salir para tomar aire podrá ser acompañada.
Las medidas de seguridad serán también máximas, con un perímetro especial que se pondrá en marcha desde esta misma tarde, en el que estará prohibido aparcar y estará cortado el paso a los peatones. Agentes de la policía realizarán unos primeros controles a la entrada de este perímetro, con cacheos y detectores de metales manuales, y habrá un segundo control en el acceso ya al interior de la sala. La jefatura de la policía ha previsto una serie de medidas adicionales sobre las que no ha querido informar.
Tras los atentados, la banda californiana anuló su gira europea y regresó a Estados Unidos. A los pocos días anunció que volvería a París para “acabar” el concierto que los yihadistas convirtieron en uno de los escenarios del horror que recorrió aquella noche las calles de París. Un total de 130 personas murieron en los ataques contra la sala Bataclan, varias terrazas de París y el Estadio de Francia. La reanudación de la gira, rebautizada Nos Amis Tour, en francés, arrancó el pasado sábado en Estocolmo, una etapa previa y necesaria de preparación para el reencuentro con el público parisino.
“Tengo la sensación de que hemos sido elegidos por las circunstancias (…), para lo bueno y lo malo. Me lo tomo como una responsabilidad. Es Dios quien me lo ha encargado”, explicó el vocalista de la banda, el muy religioso Jesse Hughes, a la agencia France Presse, tras el concierto del sábado. “Los que han sido atacados y los que han muerto son nuestros amigos. Esta gira tiene que tener sentido, para poder pasar página y volver a ser un grupo de música ordinario”.
Todos los supervivientes del concierto del 13 noviembre (unas 1.400 personas) y los familiares de las víctimas mortales han sido invitados, pero se desconocía la cifra exacta de los que pensaban acudir al Olympia, con capacidad para 2.000 personas. El resto de las plazas se ha puesto en venta de forma escalonada, a medida que respondían los invitados y para evitar la reventa. En total, dado el número mayoritario de invitados, no generará beneficios.
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