En el famoso museo Británico de Londres se conserva el que probablemente sea el mapa más antiguo del mundo que ha llegado hasta nuestros días. Se tata del Imago Mundi babilónico, una tablilla de arcilla fechada en el siglo VI antes de nuestra era que representa la visión del mundo que tenían los babilonios. El mapa sitúa en su parte superior el Noroeste, puesto que los babilonios, en lugar de regirse por el sistema de puntos cardinales que utilizamos en la actualidad, lo hacían por la dirección de los vientos predominantes. Se sabe, además, que la representación del mundo que muestra el Imago Mundis está distorsionada de forma intencional: los tamaños no son proporcionales y hay lugares que eran conocidos por los autores que son ignorados. Ya entonces, hace más de 2.600 años, la cartografía no era una ciencia completamente objetiva. La máxima de Gerardus Mercator -quien en el siglo XVI estableció la proyección cartográfica más extendida hasta hoy- cuando afirmaba “los mapas son los ojos de la historia”, nunca fue del todo cierta, porque siempre los poderes hegemónicos decidieron cómo había que representar el mundo. Hasta ahora…
La tecnología permite “democratizar la interacción entre la persona y los mapas”, afirma Sergio Álvarez Leiva, cofundador de CartoDB, empresa española que está revolucionando la cartografía gracias a su sistema para crear, analizar y publicar mapas basándose en Big Data. Aquellos ojos de los que hablaba Mercator se han multiplicado hasta convertirse en millones de observadores. Y con todos estos datos se pueden construir mapas que explican muchas cosas: desde los movimientos migratorios de algunas especies animales, al mejor lugar para situar un determinado comercio en un barrio.
Grandes medios de comunicación como el Wall Street Journal o gigantes tecnológicos como Google utilizan los mapas creados por CartoDB, pero Sergio Álvarez insiste en la dimensión humana de su idea. “Las personas son mejores que los ordenadores”, afirma, como ha demostrado Planet Hunters, proyecto en el que participan y que busca planetas que se encuentran fuera de nuestro sistema solar gracias al análisis de patrones con la ayuda de voluntarios. En la actualidad, uno de los retos que afronta CartoDB es la cartografía predictiva, gracias a la cual pueden predecir resultados electorales o avanzar la deforestación de una zona concreta. Y saber lo que va a pasar es tener la posibilidad de cambiarlo. “Cambiar el mundo es muy ambicioso. Pero los mapas son herramientas muy potentes para contar historias y las historias sí que cambian el mundo”, concluye Álvarez Leiva.
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