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viernes, 19 de febrero de 2016

Compra por 10 euros un móvil a un ladrón para devolvérselo a su dueño

El caco le dijo al comprador que lo había robado en un comercio de la calle donde vive y rebajó el precio a la mitad
Antonio Garrido / la voz, 19 de febrero de 2016.
Ni diez segundos tardó el confiado vendedor en perder de vista su móvil. Tiempo suficiente para que un ladrón -que había entrado en el local para pedir cambio de diez euros- se llevara un Iphone 6 y para que pensara que ya había hecho el día. Con el aparato en el bolsillo, el caco no tardó mucho en ofrecerlo por la calle. Y la oferta llegó a un joven, que vio que el teléfono ya estaba bloqueado, algo que hizo inmediatamente el dueño del aparato cuando se dio cuenta de que se lo habían birlado.
La conversación a partir de ahí giró en los siguientes términos:
-Este teléfono es robado. Está bloqueado-, le dijo el posible cliente al ladrón. El caco no negó lo evidente y le dijo que efectivamente. Que lo había birlado en una tienda que describió y que estaba muy cercana al domicilio del muchacho.
-Sí, es robado. Si me das veinte euros te lo llevas, insistió el caco. Y como el joven no tenía en el bolsillo más que un billete de diez euros eso fue lo que le ofreció. Y el trato quedó listo.
A partir de este momento es cuando la historia gana en intensidad. El dueño original del teléfono cerró su establecimiento veinte minutos antes del horario habitual para acudir a la Comisaría a poner la correspondiente denuncia. Y es probable que se cruzara en el camino con el comprador, que acudía a su establecimiento con la intención de devolvérselo.
No pudo ser, por lo tanto, al mediodía pero sí que regresó el teléfono a manos de su dueño a primera hora de la tarde. Y la alegría fue inmensa. No tanto por el valor del teléfono, que también, sino por el disgusto que tenía el hombre, que prácticamente ni había comido del mal cuerpo que se le había puesto. El aparato tenía numerosa información del stock del local, imprescindible para el funcionamiento en el día a día del establecimiento.
Ya con todo en su lugar, el propietario del móvil agradecía el gesto del muchacho. Un gesto que, desde luego, no es habitual. El chaval, por supuesto, recuperó los diez euros, que salieron con gusto de la caja del comercio.

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