De esta galería, localizada por poceros en el siglo pasado, solo había información oral
Enrique G. Souto / la voz, 28 de julio de 2016.
ÓSCAR CELA |
La muralla romana de Lugo es una caja de sorpresas para los investigadores. La más reciente fue solo sorpresa relativa porque había información histórica oral de la existencia del túnel que permitieron localizar las obras de consolidación que se llevan a cabo en el cubo número 6 del monumento. Ahora se indaga su origen, que podría ser medieval, pero será necesario esperar a los resultados de los análisis de los restos de cal que hay en el interior del pasadizo. En todo caso, parece probado que formó parte de un canal de aguas residuales de la capital lucense. El conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, subrayó ayer en Lugo que la Xunta ejecuta continuamente obras de mantenimiento y consolidación.
Los arqueólogos tenían noticias orales de la existencia del túnel en la muralla, en el cubo número 6, que es el situado frente al edificio de Obras Públicas. La información provenía de veteranos del servicio municipal de saneamiento. Por eso, durante la ejecución de las obras, el arqueólogo Celso Rodríguez buscó la galería. Y efectivamente apareció. Estaba prácticamente tapada por un registro de un canal de saneamiento, probablemente de los años 60 del siglo pasado, que discurre por encima de otro más antiguo, al que parece que sustituyó. La boca es muy pequeña, pero dentro permite ponerse de pie, como comprobó personalmente el arquitecto responsable del plan director de la muralla, Ignacio López de Rego.
La datación más fiable del pasadizo se conseguirá mediante análisis de los restos de cal que hay en su interior. Personal del laboratorio que se encargará de dicha tarea acudirá a Lugo en septiembre para recoger las muestras. En principio, y con todas las cautelas que exige este asunto a estas alturas, el arqueólogo Celso Rodríguez cree que puede ser de origen medieval, posteriormente reutilizado. Los investigadores localizaron el enlosado de este pasadizo.
Tanto la canalización más reciente como la más antigua discurrían entre el paramento de la muralla y un muro magníficamente conservado situado en frente. Parece que debió de pertenecer al estanque de la curtiduría que hubo allí. Quizá el túnel sirvió para evacuar el agua que en cantidad muy notable necesitaba una industria como la indicada. En uno de los extremos del muro citado aparecen unas escaleras muy bien conservadas.
La canalización más reciente, aún en servicio, fue desviada por detrás del muro que se supone formó parte de la curtiduría, para despejar la entrada al túnel del pozo de registro, que prácticamente taponaba.
Decisiones pendientes
Es de suponer que la Xunta esperará a conocer los resultados de los análisis para decidir qué hace con el túnel. La solución más práctica y cómoda sería la de taparlo, una vez debidamente documentado. La otra posibilidad es ejecutar un proyecto de musealización aunque sea sencillo. El conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, aclaró que todavía se está investigando el origen de este pasadizo.
La muralla es continua fuente de sorpresas. Hace pocos años, las excavaciones efectuadas al hilo de las obras ejecutadas a la altura de la puerta Miñá depararon hallazgos que cambiaron de modo considerable algunas de las ideas que manejaban los especialistas con respecto al modelo defensivo que representó este monumento romano, declarado Patrimonio de la Humanidad.
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