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domingo, 24 de julio de 2016

La muiñeira ya es cosa de robots

La robótica gallega está de enhorabuena gracias a Eiro, una criaturita diseñada por Marcos Alonso, socio de Neukos Robotic.
Emma Araújo,  24 de julio de 2016. 
Con el apoyo de un equipo ha diseñado un robot que se aplica la técnica del «tacón, punta, tacón» y baila la muiñeira como si no hubiese un mañana. Eiro, cuyo desarrollo depende de una campaña de crowdfunding, será el primer humanoide de código abierto Made in Galicia. 
Érase una vez un carpintero llamado Geppetto que decidió construir un muñeco de madera al que llamó Pinocho... Así comienza uno de los cuentos que ha acompañado a infinitas generaciones de niños en todo el mundo. Esta magia aún no se ha perdido porque abundan juguetes para pequeños y grandes que traen la imaginación de serie gracias a que en la mente de muchos adultos sigue latiendo un corazón que sueña despierto y los diseña. Quizá por eso, Eiro está casi entre nosotros.

¿Y quien es Eiro? Para empezar, su nombre procede de la terminación de la palabra muiñeiro, entendida como bailarín de muiñeiras. Y, en resumen, es todo un robot surgido en Neukos Robotic, la empresa de Marcos Alonso, ingeniero industrial formado en Vigo, que ha elegido A Coruña para vivir y Santiago para instalar su negocio. Este particular robot nació, como muchas ideas, en la mente de su autor mientras se tomaba un tranquilo café. Con Neukos Robotic Marcos comercializa robots educativos, de uso doméstico y también criaturas vintage, por lo que la robótica está en su cabeza a todas horas. Y con tanto darle a la sesera surgen ideas que acaban transformándose en un producto hecho y derecho. Hasta ahora Marcos se dedicaba con Neukos a la comercialización de productos fabricados fuera pero en exclusiva para su marca. Pero con Eiro quieren ir más allá y demostrar que de la pequeñita industria de la robótica de Galicia puede salir un producto propio con todas las garantías de calidad y diseño. «Estamos acostumbrados a ver robots con diseños inspirados en la cultura oriental, con grandes ojos, de inspiración Manga y con capacidad para simular gestos de artes marciales porque esos son los símbolos de su cultura. Y no nos resulta nada extraño. Por eso pensé en por qué no hacer un robot con el que nos identifiquemos, un humanoide con una apariencia que recordase a Galicia. Se me ocurrió un diseño inspirado en nuestro traje tradicional, pero con algo más, de ahí lo de que baile la muiñeira», relata. El siguiente paso fue darle un nombre. Decidió acortar la palabra muiñeiro para que fuese más fácil de identificar y comercializar. Tras renunciar a la letra ñ por lo difícil que resulta aplicarla, surgió Eiro, que en jerga profesional de Alonso, consiste en «un robot humanoide programable, de código abierto, fabricado con impresora 3D, que se puede controlar con el smartphone y cuyo diseño está inspirado en el traje tradicional gallego». Como el movimiento se demuestra andando, Alonso reconoce que «lo más fácil para entender el proyecto es leer hasta el último detalle y acceder al enlace eiro.neukos.com y ver a Eiro en plena sesión de baile en https://www.youtube.com/watch?v=Nx3WnlOAZpM».
En constante evolución
El Eiro que saldrá al mercado no es la misma criatura que baila y se pasea por las redes sociales. La creación de Neukos es un robot en constante evolución para mejorar sus habilidades, que son unas cuantas, además del baile. El reto final, una vez que Marcos Alonso y el equipo del que se ha rodeado para llevar a cabo terminen su tarea, cualquier persona con unas mínimas capacidades de montaje y conocimiento electromecánico pueda conseguir todas la piezas de Eiro utilizando simplemente una impresora 3D para reproducirlas. Otra opción será adquirir todos los entresijos de este robot gaiteiro, viajar en el tiempo hasta los míticos juegos de piezas TENTE y Mecano, ejercer como un experto Geppetto y alumbrar un Eiro en el que los colores pueden ir a gusto del consumidor. Eiro puede funcionar como un juguete para niños a partir de diez años, aunque las habilidades tecnológicas de muchos escolares hacen factible rebajar la edad mínima hasta los ocho años para poder montarlo. Para los adultos, el límite está en la propia curiosidad y la paciencia. Otra opción podrá ser también adquirir un Eiro ya montado y listo para echar un baile. El precio final por el paquete completo oscilará entre cien y 150 euros. Pero para que esto sea posible habrá que esperar un tiempo, posiblemente hasta las próximas Navidades, ya que Alonso y su equipo han recurrido a la fórmula de crowdfunding (http://eiro.neukos.com) para recaudar fondos. Han fijado como importe óptimo los diez mil euros, y estos días ya han conseguido más de ocho mil. La campaña de captación de fondos continuará unos días más, por lo que los más rezagados aún pueden apuntarse a un sistema de financiación que en países como Estados Unidos está en pleno auge. El dinero es importante, pero más aún es para Neukos dar visibilidad a su proyecto, demostrando que la robótica no tiene fronteras y que cualquier persona, en cualquier lugar del mundo con acceso a una mínima tecnología podrá tener su propio Eiro. «Lo importante es dar difusión y conseguir la colaboración para este proyecto. Nosotros partimos de un prototipo que funciona pero que no está terminado. El dinero que podamos conseguir servirá para desarrollarlo y producirlo. El vídeo que está circulando para la campaña demuestra que es un robot con potencial». La prueba de que esto es así es que la versión en la que Neukos está trabajando incluye cambios significativos respecto al Eiro del vídeo. El bailarín 3D es más autónomo, tiene un dispositivo de control de algunos de sus movimientos, se puede controlar con el teléfono y un largo etcétera. Como será un producto de código abierto, Eiro podrá transformarse tanto como quiera y consiga quien aproveche el diseño que en unos meses verá la luz. Las potencialidades de la criatura son enormes porque «vamos a incorporar diseños complementarios, con acceso a piezas de recambio. Nuestra idea es orientar el producto para niños de diferentes edades, dando la posibilidad de adquirirlo ya montado o por piezas, que también se podrán comprar sueltas o descargar el modelo para crearlas directamente». Los juegos de robótica, recuerda Alonso, «tienen una parte muy educativa, porque para hacerlos tienes que utilizar muchas herramientas y aprendes muchas cosas. Debes utilizar un ordenador, trabajar con paciencia para ir paso a paso y tener conocimientos de diseño». Las personas que tienen este perfil, sean niños o adultos, disponen en estos robots, explica Marcos, todo un mundo creativo por desarrollar. Y para echarles un cable a todos, los adictos a Eiro dispondrán de una página web para sacarle el máximo partido.

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