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viernes, 22 de julio de 2016

«Guarda este objeto con cuidado»

Una investigación concluye que Van Gogh se seccionó toda la oreja y no solo el lóbulo, que entregó no a una prostituta, sino a la limpiadora de un burdel
Rita Avarez Tudela  / E. La Voz, 22 de julio de 2016.
Una noche fría de diciembre de 1888, Vincent Van Gogh se corta su oreja izquierda con una cuchilla. Después se la envía a una prostituta llamada Rachel, frecuentada por él y su colega francés Paul Gauguin. Esa fue la teoría más extendida durante años para explicar uno de los episodios más oscuros de la vida del pintor holandés. Ahora, un libro de la historiadora británica Bernadette Murphy la echa por tierra. Su publicación culmina siete años de estudio en los que rastrea los días que vivió el pintor en la localidad francesa de Arlés. Murphy llega a la conclusión de que la destinataria del desagradable paquete no fue Rachel, sino Gabrielle, una limpiadora que vivía en el barrio rojo y trabajaba en el burdel que Van Gogh visitó la noche de los hechos. Después de hacerse público este dato, The Art Newspaper ha identificado el apellido de Gabrielle como Berlatier: Van Gogh le entregó la oreja con las palabras «guarda este objeto con mucho cuidado». Murphy ya conocía el apellido de Gabrielle, pero se comprometió con sus descendientes a no divulgarlo sin su autorización.
El libro lleva por título La oreja de Van Gogh: La verdadera historia y es también la principal inspiración de un documental de la BBC con el mismo nombre en plena grabación. Su emisión está programada para agosto y el periodista Jeremy Paxman se unirá a Murphy para intentar resolver uno de los misterios de uno de los artistas más desconcertantes de todos los tiempos. Al mismo tiempo, en el Museo Van Gogh de Ámsterdam se ha inaugurado la muestra Al borde de la locura, que repasa los ataques y delirios que afectaban al pintor durante varios días, dejándole completamente confundido. La comisaria, Nienke Bakker, reconoce como «uno de los mayores malentendidos» el decir que su arte era producto de su enfermedad o de su locura.
La casa amarilla de Arlés
Van Gogh nació en 1853 en una zona católica del sur de Holanda, pero se trasladó a París para continuar con la pintura y vivir con su hermano Theo. Desde allí, decide mudarse a Arlés, en el sur de Francia, con la intención de crear una comunidad de artistas y capturar los colores brillantes de la zona. A este plan se unió Paul Gauguin en octubre de 1888, para vivir y trabajar bajo el mismo techo de la casa amarilla durante dos meses. Existen varias pinturas de su dormitorio, conservadas ahora en el Museo Van Gogh de Ámsterdam y en el Art Institute de Chicago. Fueron días en los que ambos artistas tuvieron interesantes debates, pero estos se volvieron cada vez más tensos y Gauguin decide regresar a París, dejando a su amigo demacrado y triste.
ROBIN VAN LONKHUIJSEN | EFE
Como parte de la investigación, Murphy examina la vida de todas las chicas de compañía de los locales en Arlés de la época. Así, descubre como la famosa historia de la misteriosa chica que recibe la oreja, «no era una prostituta, como siempre se ha asumido», explican desde la editorial.
El libro también presenta a los lectores un diagrama que muestra exactamente qué parte de la oreja se cortó el pintor de la icónica Noche estrellada. Se trata de un boceto del médico Felix Rey, quien trató a Van Gogh un día después de los hechos, y que apunta a que se seccionó toda la oreja y no el lóbulo, como se creía hasta ahora. En la actualidad, ese preciado documento lo conserva la Biblioteca Bancroft de la Universidad de California en Berkeley y puede verse en la muestra de Ámsterdam. «Esta investigación ha sido una increíble aventura y el descubrimiento del documento fue un momento extraordinario», explica Murphy, quien sigue sin poder creerse haber encontrado algo nuevo acerca un artista tan estudiado.
Van Gogh pintó dos autorretratos con la oreja vendada tras su paso por un hospital de Arlés. Uno pertenece a una colección privada, pero el llamado Autorretrato con oreja cortada, de 1889, se encuentra en la galería Courtauld en Londres. Con un vendaje prominente, el artista posa en su estudio con su expresión facial en la que se percibe su melancolía. A la izquierda, un lienzo en blanco sugiere como el pintor tiene más trabajo en camino, mientras que a la derecha hay una copia de una estampa japonesa de Sato Torakiyo. Muchos creen que Japón tenía para Van Gogh el mismo nivel de exotismo y de escape imaginativo que Arlés.
Las pinceladas largas características de Van Gogh corren en este autorretrato de forma vertical, y solo en el sombrero y los rasgos faciales aparecen pequeñas curvas o remolinos. Pese a parecer pintura muy controlada, los colores utilizados en la cara sugieren agitación.

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