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sábado, 7 de enero de 2017

Una empresa uruguaya tiene la única tecnología antiniebla en funcionamiento

La firma opta con Typsa al concurso de soluciones contra la baja visibilidad en la A-8
Pablo González / LA VOZ, 07/01/2017
Cuando Fomento presentó el concurso de ideas para encontrar soluciones al problema de la niebla en el alto de O Fiouco (698 metros), en el entorno de Mondoñedo, lo hizo sabiendo que apenas existían experiencias para solventar los graves problemas de visibilidad que generan las brumas de elevación, especialmente en los meses centrales del año, en una vía de alta capacidad como la transcantábrica. Apenas existían experiencias internacionales en este sentido: con la niebla se convive y se aminoran los efectos mediante medidas de seguridad vial.
No obstante, la única experiencia que ha trascendido para intentar reducir la niebla en una carretera se encuentra en Uruguay, concretamente en Cañada Grande, en el departamento de San José. Curiosamente, se diseñó para un vial que cruzaban los escolares de un colegio público donde había un alto riesgo de atropellos a causa de la bajísima visibilidad. La iniciativa experimental fue puesta en marcha a finales del 2014 por el Ministerio de Transporte y Obras Públicas uruguayo -el equivalente a Fomento- al constatar que el problema de la niebla en ese país sudamericano generaba una mortalidad el doble mayor que en Estados Unidos. La eficacia de este proyecto está siendo evaluada para ver si puede extenderse a otros puntos con alta siniestralidad debida a este fenómeno meteorológico.
«¿Qué son esas cosas verdes?», preguntaban niños y padres el primer día que vieron los artefactos con forma de chimenea horizontal colocados al borde de la carretera -precisamente los de la imagen superior-, un dispositivo que originalmente se bautizó como Sumidero Invertido Selectivo (SIS), basado en la extracción selectiva del aire frío y húmedo, al tiempo que la descarga por la parte posterior «crea un chorro capaz de formar una cortina neumática que detiene el avance de niebla», explican los técnicos de la empresa uruguaya Frost Protection.
Prevención de heladas
Esta tecnología fue utilizada en un primer momento para prevenir las heladas en campos de cultivo, especialmente de cítricos, y fue creada por el ingeniero uruguayo Rafael Guarga, que respondió a La Voz sobre la aplicabilidad de esta técnica al problema de la autovía del Cantábrico. Guarga confirma que su empresa Frost Protection participa en el concurso de ideas de la A-8 de la mano de la firma de ingeniería española Typsa. «En rigor se trata de una tecnología que hemos venido desarrollando desde hace unos 20 años. Comenzó siendo aplicada en Uruguay pero hoy se utiliza en 11 países para el control de heladas, polvo, olores y niebla», explica. Su uso en la agricultura -en España hay explotaciones agrícolas con este sistema- es quizás el más extendido.
«En el caso de la niebla en la A-8 los aparatos SIS [denominados en este caso Jet-SIS] operarán efectuando una extracción selectiva de la niebla de elevación», añade, refiriéndose a la denominación técnica que recibe el fenómeno meteorológico que se produce en la autovía gallega, sobre todo en verano.
El proyecto que presentaron a Fomento con Typsa es una de las 26 propuestas que ahora entrarán en fase de desarrollo para minimizar el efecto de la niebla en la A-8. Consiste en crear una barrera estática para desviar en altura el flujo de la niebla en elevación, y otra dinámica con dispositivos similares a los instalados en Uruguay que denominan «ventiladores axiales».
Más de un año para elegir un proyecto que evite los cortes en la transcantábrica
El Ministerio de Fomento prepara ya los pliegos para licitar los prototipos que se probarán in situ entre los kilómetros 541 y 549 de la A-8, donde la niebla es más densa, al tiempo que busca financiación comunitaria para poder desarrollarlos. La fase de consulta de mercado de la que salieron las 26 propuestas aceptadas se cerró en marzo del año pasado y se pretende que la licitación se sustancie en breve. Después vendrá el desarrollo tecnológico del prototipo y la fase de pruebas -se intentará que sea en verano- en unos emplazamientos ya elegidos en el alto de O Fiouco, muy cerca de la autovía, aunque no se descarta que en algún caso los ensayos se realicen en la propia vía de alta capacidad. Se pretendía que el desarrollo tecnológico y la implantación en campo se hiciera a lo largo del 2016, pero los once meses de Gobierno en funciones también retrasaron este proyecto.
Los aspirantes deberán demostrar que su idea es viable y Fomento hará un informe final sobre la fase experimental que será definitivo para adquirir e instalar la tecnología más apropiada en una fase posterior. El período experimental probablemente ocupe todo el 2017 y parte del 2018.
Lo más probable es que el ministerio opte por un modelo mixto que combine las tecnologías relacionadas con la seguridad vial o la ayuda a la conducción con aquellos ingenios cuyo objetivo es minimizar o incluso eliminar la niebla de la calzada para evitar los cortes de tráfico que, periódicamente, sufren los usuarios de esta autovía.

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