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martes, 31 de enero de 2017

El lado oscuro de las princesas Disney

¿Quién no ha visto en su infancia películas Disney? 
Es en edad más adulta cuando somos conscientes de la poca enseñanza de estas películas...
Rosa Gil / MujerHoy, 30 ene 2017
La princesa Ariel, de la película 'La sirenita'.CORDON PRESS
A ciertas edades, parece inevitable que las niñas pasen por una fase princesa. Y por encantadoras que nos parezcan con sus tutús y tiaras, no está mal repasar las enseñanzas de las películas Disney orientadas al público femenino… y las razones por las que muchas de ellas están prohibidas en mi casa.
El lado oscuro de las princesas
Las princesas no tienen nada que decir. Literalmente. Aurora, de La bella durmiente, es la más "silenciosa", con solo 18 líneas en toda la película. Incluso en una película tan femenina como Frozen, las protagonistas acaparan solo el 41% del diálogo. Y, por favor, no nos hagáis hablar de Ariel, capaz de renunciar a su voz a cambio de un hombre. Sí, Freud se revuelve en su tumba.
Las princesas clásicas no tienen nada que decir. Figuradamente. A los ojos de las jóvenes espectadoras, los chicos son los que llevan adelante la acción (salvan a las protagonistas, se enfrentan a los villanos, rompen los hechizos). Si quieres que tu hija se pase su juventud lánguidamente recostada esperando a su príncipe, ponle en bucle La Bella Durmiente, Blancanieves y Cenicienta. Tres pedazos de carne con ojos.
"El amor siempre vence" es un bonito mensaje. Pero es el único que reciben las espectadoras de películas de princesas. Otras películas orientadas al público de ambos sexos arrojan máximas más variadas: ignora las tentaciones y sigue el camino correcto (Pinocho); supera tus miedos y lograrás tus metas (Dumbo); crecer implica pruebas y sufrimiento (Bambi); a veces, el camino correcto no es el de la legalidad (Robin Hood). Francamente, ¿necesitamos mujeres tan estrechas de miras?
No dan espacio a la sororidad. Hasta que llegaron Brave y Frozen, las mujeres Disney estaban condenadas a ser enemigas irreconciliables. Blancanieves y su madrastra; Cenicienta y sus hermanastras; Alicia y la Reina de Corazones; incluso Pocahontas y su amiga (que la traiciona) o Tiana y la suya (la diferencia de clase acaba distanciándolas). Así es: estamos criando pequeñas aspirantes a abejas reinas. Solo puede quedar una (entre hombres, por supuesto).
No son mujeres reales. Entre las muchas razones que tenemos para aplaudir la llegada de un personaje como Vaiana, la primera es su aspecto. ¡Al fin una adolescente real! La cintura mínima de la Sirenita y la silueta de Elsa bastan para traumatizar de por vida a cualquier niña rechoncha.
Los cuentos NO tienen por qué ser así. Vale, la literatura clásica infantil no es precisamente un dechado de igualdad de género. Y, sin embargo, las hermanas de la sirenita de Andersen sacrifican sus melenas a cambio de un puñal que la librará del hechizo (sororidad), que la sirenita decide no usar porque no cree ético matar al príncipe que no la ama (autonomía personal). Y, puestos a elegir, había otros cuentos. Como la historia de la inteligente Scherezade, o la de Alí Babá y su astuta criada; la casita de chocolate, donde Gretel usa artimañas para matar a la bruja, o incluso la primera versión de Caperucita, en la que la niña escapa con ayuda una lavandera, sin salvadores masculinos a la vista.
Arrojan mensajes que no quiero en el cerebro de mi hija. Ariel renuncia a todo a cambio de tener una oportunidad de conocer a un hombre al que solo ha visto una vez, y al que deberá conquistar a golpe de mohínes, porque no puede hablar con él. ¡Por favor! Blancanieves, Aurora y Cenicienta aceptan a toda velocidad las propuestas de matrimonio que les hacen perfectos desconocidos; Bella cae rendida a los pies de su secuestrador, a pesar del maltrato psicológico al que la somete; el hada madrina de Cenicienta no dice ni mu durante los largos años de maltrato, trabajos forzados y humillaciones que sufre la joven, pero en cuanto se trata de ponerse mona para un baile, por supuesto, allí está. ¿Se pueden tener peores prioridades? Y qué decir de Peter Pan: mientras todos los personajes masculinos se divierten y corren aventuras, Wendy se convierte en la "madre" de todos ellos. ¡Y encantada!

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