¿Mientras duermo se fijan los conocimientos? Cierto. Desmontamos las verdades y mentiras que giran alrededor del sueño.
Loreto Silvoso, 22/01/2017
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Dormir bien está de moda. La actriz Gwyneth Paltrow se ha convertido en una de las abanderadas de los buenos hábitos de sueño al presentar su lema clean sleeping (que, literalmente traducido, significa «dormir limpio») como su propósito saludable para el 2017. La peor tortura del ser humano es no poder dormir. Necesitamos el sueño para «resetear» nuestro cerebro cada día. Debemos hacerlo siempre a la misma hora y con igual cantidad de tiempo, tanto de lunes a viernes como el fin de semana. Estas son las ideas que los expertos en la materia dan por buenas, porque han sido contrastadas debidamente. La mentira empieza cuando se dice que roncar es descansar mejor. Falso. Incluso es perjudicial para el organismo humano. El psiquiatra Juan Carlos Díaz del Valle lo explica así: «El ronquido es un problema. No es una situación de bienestar ni ayuda a nadie a dormir mejor. Indica que el aire no entra bien en el sistema respiratorio».
Tampoco es bueno tratar de recuperar durante el fin de semana el déficit de sueño que vamos acumulando de lunes a viernes. «Lo ideal es dormir todos los días lo mismo», afirma el doctor. No es bueno reducir el tiempo de descanso durante la semana. Si quiere tener una vida saludable, plantéese dormir todas las noches las mismas horas y levantarse siempre, más o menos, a la misma hora. Incluso el fin de semana.
La siesta importa
¿La siesta es una pérdida de tiempo? No lo es, pero solo si dura entre 30 y 40 minutos, como mucho. Hasta ahí, el deporte nacional de los españoles cumple con su función reparadora. Cuando nos la echamos de dos o tres horas, es cuando empieza a ser un elemento negativo, que puede afectar a nuestra capacidad para conciliar el sueño de noche.
Otra teoría más que demostrada es la que dice que apagar la alarma y seguir durmiendo es malo. Cierto. Es mejor levantarse al momento. Los cinco minutos más que le pedimos a la vida cada mañana son un engaño que nuestro cerebro no se toma nada bien. «Un buen hábito sería incorporarnos en la cama, sentarnos durante un minuto, ir abriendo los ojos y empezar la transición poco a poco. Si, al sonar el despertador, esperamos un poco, corremos el riesgo de quedarnos dormidos otra vez», asegura Díaz del Valle.
Otro mito a desmontar: Cómo afrontar el insomnio. Si uno se despierta en mitad de la noche, -sin ninguna causa externa que lo justifique- y la persona no consigue volver a dormir, ¿es mejor levantarse de la cama o seguir contando ovejas sobre la almohada? La primera opción. En estos casos, es preferible airearse, ir a la cocina a tomarse una infusión relajante y volver a intentarlo. Poner la tele sería un error. Demasiada estimulación para nuestro cerebro.
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