Michael Mcloughlin / colpisa, 06 de julio de 2015.
Hace unos días, en Palo Alto, hubo lo que parecía uno de los tantos incidentes que ocurren a diario en las carreteras de todo el mundo. Pero no. Dos coches autónomos de Google estuvieron a punto de chocar entre sí. ¿De quién hubiese sido la culpa? Desde que el gigante de Internet echase a rodar con una flota de 23 coches autoconducidos -llevan un piloto y un ingeniero a bordo- las dudas y preguntas sobre su utilización no han hecho más que aumentar. De momento, estos utilitarios se han visto involucrados en una docena de accidentes, sobre los que los de Mountain View se apresuraron a asegurar que fueron por culpa de los otros conductores, humanos.
¿Cómo van realmente estos vehículos? Uno de los analistas que ha podido ir a bordo de ellos lo comparaba, bromeando, con laexperiencia de ir de copiloto con una persona mayor: reducción de velocidad en cada curva, ni un solo adelantamiento y una marcha tranquila (máximo de 40 kilómetros) que puede exasperar a otros conductores.
Y es que «máquinas y humanos no afrontan la conducción de la misma manera», según Karl Iagnemma, fundador de nuTonomy, que creó un software que estudia los hábitos del propietario para dar con un trayecto seguro y vigila los movimientos del conductor para actuar en caso de que algo no vaya bien. Son sistemas capaces de tomar el control de vehículo en atascos o aplicaciones para aparcar el coche a metros de distancia solo con un reloj inteligente.
Elon Musk, el multimillonario que está detrás de Tesla y que sueña con transformar el transporte, anunció que el S Model dispondrá este verano de un conjunto de sensores que permitirán activar una especie de piloto automático en autopistas. Se podrá programar la ruta y este asistente comenzará a funcionar cuando se alcance una de estas vías.
Para evitar posibles problemas legales, se preparan sistemas que monitorizarán al piloto para que sean capaces de tomar el control si fallan estas tecnologías.
Sin normas
Los coches autónomos han llegado antes que las normas y eso crea un vacío legal en el que se ven implicados muchos actores. Las aseguradoras, por ejemplo, muestran su interés para adaptarse a los nuevos tiempos -Mutua Madrileña trabaja con Samsung para crear un asistente de conducción que vigile que nadie se duerma al volante-, pero María Seguí, directora de la DGT, cree que el coche sin conductor «está muy lejos de ser una realidad en Europa».
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