Iglesias «high tech»

La feria Apostolus moderniza el acto litúrgico con apps que activan las campanas con el móvil o radiadores en los bancos

L. Martínez, I.C. / la voz, 18 de julio de 2015.

Álvaro Ballesteros

Las nuevas tecnologías lo invaden todo. Es un hecho. Incluso en la Iglesia. Se pudo comprobar en la feria Apostolus, celebrada en el monasterio compostelano de San Martiño Pinario y clausurada ayer. Entre otras novedades, mostró sistemas de última generación aplicados a los actos litúrgicos más tradicionales.

Lo más sorprendente: un sistema que permite repicar las campanas de los templos a través del teléfono móvil. Solo con enviar un mensaje, un automatismo instalado previamente en el cuerpo de las campanas hace que estas suenen. Creado por una empresa riojana, esta tecnología ya está instalada en iglesias de países como Estados Unidos, México y varios de Latinoamérica. «Cada vez tiene más éxito en España, ya que ahora los sacerdotes están destinados en más de una parroquia y esto les facilita mucho el trabajo», afirma uno de sus gerentes. 

Y no es la única modernidad que se está implantando en los edificios eclesiásticos. El frío pasará a ser historia gracias a un novedoso sistema de calefacción que hará más llevaderas las ceremonias que se celebran durante los meses de invierno. Los radiadores no estarán en las paredes, sino en los bancos. Y se encenderán individualmente. «Esto ayudará a acercar a los fieles a la palabra, es decir, a las primeras filas», afirma José Antonio Aymat, fabricante que expone sus productos en esta feria. Su misma empresa ofrece, además, bancos con alumbrado de balizamiento, «la única forma de que los templos cumplan con la normativa de evacuación en caso de emergencia», explica Aymat.

Pero acercarse a la palabra no va a ser tan necesario. Una empresa italiana ofrece un amplificador táctil configurable para el tono de cada orador. Un aparato que ronda los 3.000 euros y bien valdría para un concierto.

No hay duda de que los edificios se adaptan a los nuevos tiempos, pero también lo hacen los consumibles del clero. Vinos para todos los gustos y hostias de todos los tamaños, grosores y cocciones habidas y por haber. Incluso una elaborada con maíz en lugar de trigo, apta para fieles celíacos.