LA VOZ, 12 de julio de 2015.
Cualquier cosa menos político. Los progenitores se han pronunciado. Y, sincerándose al máximo, han confesado qué profesiones prefieren para las parejas de sus hijos. Piénsenlo. ¿Qué tipo de persona le gustaría que compartiese su vida con ellos? Una buena persona, pensarán. Pero, ¿y si además pudiesen escoger qué tipo de vida llevarán? La compañía experta en estudios de mercado YouGov ha interrogado a varios padres británicos. Los resultados son reveladores.No quieren modelos, ni parlamentarios, tampoco actores ni periodistas. Se decantan por los profesionales de la salud y los expertos en normas jurídicas.
A pesar de que los encuestados son todos de nacionalidad británica, es razonable creer que si la encuesta se extendiese a padres españoles las respuestas serían similares: el rechazo lógico hacia la clase política es la principal conclusión del estudio. A pesar del goloso sueldo que implica un cargo de este tipo, solamente al 1 % de los preguntados les satisfacería tener un yerno o una nuera dedicado a gestionar las administraciones públicas.
Si bien es cierto que no existe un abismo entre las preferencias en cuanto a sexos, sí se destacan detalles significativos a la hora de escoger tipo de nuera y tipo de yerno. Los suegros se muestran más benévolos con una mujer entregada a la enseñanza -a un 26 % les gusta esta profesión para la pareja de sus hijos- que si el que imparte las clases es un hombre -solo a un 15 % les parece bien que su hija se eche un novio profesor-. En el caso de decantarse por un yerno, mejor si es arquitecto -un 23 %-, abogado -un 24 %- o médico -un 38 %-, la opción predilecta, en este caso tanto para chicas como para chicos.
Sorprende también que un 16 % se decanten por enfermeras como compañeras sentimentales para sus hijos, una preferencia que en su versión masculina desciende hasta el 5 %. Los padres no quieren ni oír hablar de hombres modelos para sus hijas, pero el 3 % aceptaría de buena gana que su hijo saliese con una chica dedicada al mundo de la moda. Tampoco se ven con buenos ojos ocupaciones relacionadas con el deporte y la música, opciones que llevan implícita una indiscutible inestabilidad.
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