Olga Suárez / la voz, 02 de mayo de 2015.
Objetivo: las tres Américas en bicicleta, de norte a sur. Tiempo del viaje: dos años. 18 países, 24.000 kilómetros. Es el viaje con letras mayúsculas que han vivido Alicia, enfermera de Valdoviño, y Quique, canario, ambos residentes en Ferrol.
Amantes de las dos ruedas, empezaron hace cuatro años con recorridos más pequeños. «Empecé yo con una vuelta a España, luego me siguió Alicia e hicimos uno de tres meses por el sur de Francia», cuenta Quique. Pero llegó el momento de dar el salto y hacer algo más largo. La primera idea era Asia, pero el conflicto de Siria les desanimó. Lo que sí tenían claro era que su bicicleta era la herramienta para conocer el mundo.
Y partieron de Ferrol, subieron al País Vasco y recorrieron Francia, hasta llegar a la ciudad alemana de Fráncfort, desde donde los vuelos para cruzar el charco eran más económicos. Esta ruta inicial por Europa les permitió acumular kilómetros y cerrar además el ciclo de los dos años, «pues recorrer el continente americano lleva unos 21 meses».
Era un viaje cerrado para ellos dos. «Es muy intenso como para hacerlo con alguien que no sea tu pareja», explican, aunque a lo largo de este tiempo se juntaron en varias ocasiones con la misma gente: «El continente americano es un clásico de entre las rutas en bicicleta por el mundo», explica Quique, y casi todos los ciclistas se guían por las estaciones para empezar en Alaska con el verano, pasar México por Tijuana, atravesar la jungla antes de la época lluviosa, Perú al final de la temporada estival para terminar en el verano austral. «Así que todos nos vamos ajustando al calendario aunque cada uno a su ritmo». Parece un viaje muy organizado pero reconocen que no perdieron mucho tiempo en la planificación.
Las paradas las organizaban gracias a Warm Showers, una organización sin ánimo de lucro de gente por todo el mundo que da cobijo a ciclistas viajeros. De esta forma han conocido gente que les han abierto las puertas de su casa y con la que han podido conocer el país desde dentro: «De todo el viaje, me quedo con ellos. Paisajes bonitos hay por todos lados, pero nos hemos encontrado con gente realmente buena que, sin conocernos, han llegado a dejarnos hasta las llaves de su casa».
Dos años dan para mucho y es difícil quedarse con un país en concreto; de México, Alicia y Quique se quedan con su gastronomía; Ecuador les sorprendió muy gratamente, Perú les llegó al corazón? También hubo momentos duros a lo largo de esos dos años. Quique se rompió la clavícula «en una caída tonta» cuando pasaban por Chiapas y tuvieron que parar durante tres meses, primero en México, donde le operaron, y después en Quito. Desde el punto de vista físico, fue duro el paso por Perú y Bolivia, «tres meses por los Andes, donde todo son subidas y bajadas por encima de los 4.000 metros». Esta etapa, al ser muy dura, la hizo solo Quique, Alicia se unió al norte de Chile. Y lo peor fue el viento patagónico.
No obstante, lo más amargo de esta impresionante recorrido ha sido el regreso: «Nos hubiéramos quedado unos cuantos años más, lo bueno es que al final te sueltas, te olvidas de todo y ya no estás sujeto a nada». Ahora se reponen en Ferrol; Alicia regresará a su trabajo en el Hospital Arquitecto Marcide después del verano, aunque en la mente de los dos ya ruedan ideas de la próxima gran ruta, aquella que tienen pendiente por Asia: «Nos llevará entre tres y cinco años, la idea es volver a salir de casa y atravesar Europa, Turquía, Afganistán, Siria, Jordania, Egipto, subir hasta China, Mongolia, el sur de Rusia, India, Birmania, Corea?». Todo encima de su bicicleta.
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