Sofía Vázquez / lavoz.es, 24 de mayo de 2015.
Si usted conoce a alguien que viva en Arabia Saudí le puede decir que tenga ojito con lo que hace porque puede llegar a conocer a Muhammad Saad al-Beshi, verdugo de profesión. Su trabajo, al que se dedica desde 1988, lo realiza de manera tan eficaz que se ha convertido en el mejor entre sus homólogos. Todos funcionarios. Les aseguro que fama no le falta a Muhammad Saad al-Beshi, casado y con siete hijos, que, según reconoció en una entrevista a un periódico local, le ayudan a limpiar la cimarra (sable que se adorna con la bandera del país) con la que secciona las cabezas de los condenados. En un día pueden cortar la cabeza de una, dos, tres o cuatro personas. Hombres o mujeres, que, desde el punto de vista laboral, tienen un inconveniente: van tan vestidas que no se les ve el cuello. Hay que apuntar mejor. Lo importante es no fallar con la espada, y no porque el reo pueda sufrir, sino porque el del funcionario ejecutor puede ser el hazmerreír de los presentes. «¡Qué humillación!», pensará el hombre.
Los clientes de Muhammad son (perdón, fueron) sentenciados a la pena capital por apostasía (negación de la religión del país), asesinato, blasfemia y homosexualidad. En Arabia Saudí el adulterio está penado con la lapidación.
Los verdugos en este país tienen la conciencia tranquila porque ellos «solo» se dedican a culminar el mandato divino por infringir la ley de Dios, que fue adaptada a la de los humanos en 1744.
Con enfermedades laborales y estrés
Como trabajadores que son, estos hombres también tienen un catálogo de enfermedades profesionales, aunque no tipificado de manera oficial. Por ejemplo sufren de estrés. ¿Por qué? Porque no son muchos y tienen que recorrer el país para hacer efectivas las condenas. Además se les acumula el trabajo cuando tienen que hacer efectivas penas que tienen que ver con el corte de extremidades, por ejemplo. Es posible pensar lo trabajoso que, en una misma jornada laboral, resulta cortar una cabeza por la mañana y una mano por la tarde. Solo por poner un ejemplo.
Pero, aunque les parezca mentira, Arabia Saudí tiene problemas para captar a este tipo de trabajadores. Esta semana lanzó, a través del portal de empleo de la administración pública, una oferta de trabajo para contratar a ocho verdugos. Se indica que serán funcionarios religiosos y en todas las publicaciones que abordaron este tema se especifican que su salario estará entre los de menor escala. Sin embargo, no se les pide ningún tipo de formación; es más recibirán de manera gratuita la que fuera necesaria.
¡Vaya chollo!
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