Hacía muchos meses que no disfrutaba tanto un time lapse. Lo que hace a «Move» especial no es solo su factura técnica, que tiene un gran nivel, sino su significado. Y es que es toda una «oda» al movimiento incesante del mundo en el que vivimos. Pero no se trata de una metáfora o una licencia poética en absoluto; retrata realmente el movimiento constante que, si nos detenemos un instante, todos podemos apreciar.
Las claves nos las ofrece Aaron Keigher, el autor de este time lapse, en el breve texto en el que resume el contenido de su creación: «El mundo que nos rodea nunca se detiene, y es este movimiento el que hace que la Tierra esté viva. Sin él, nuestro planeta no existiría. Sencillamente, el movimiento exhala vida en nuestro mundo [...]». Una verdad como un puño de grande que tiene más de ciencia que de poesía.
El cielo nocturno y estrellado reclama buena parte del protagonismo en este time lapse, aunque no es lo único que está en movimiento. También nos recuerda la importancia de las mareas, y, cómo no, el ritmo incesante de los seres vivos que poblamos la Tierra, especialmente los humanos. Un apunte interesante: la música que nos acompaña durante los poco más de cuatro minutos de metraje, con un marcado carácter jazzístico, se adapta como un guante a lo que vemos, marcando el ritmo de las imágenes. Su autor es Lou Forestieri, un compositor del que, sinceramente, no había oído hablar hasta ahora.
En cualquier caso, este es un time lapse de esos a los que merece la pena dedicar unos minutos de nuestro tiempo. Un buen colofón para un domingo apacible.
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