Begoña Íñiguez, 28 de septiembre de 2015.
En menos de dos años los tuk-tuk, esos pequeños vehículos de tres ruedas coloridos y graciosos que tanto entusiasman a los turistas, han cambiado por completo el paisaje urbano de la capital portuguesa. Lo que comenzó siendo una novedad muy bien recibida por los lisboetas se ha convertido en una autentica pesadilla para los residentes y los que trabajan en las zonas más turísticas de la ciudad del Tajo, desde la denominada Baixa hasta el Chiado, Alfama y Graça. El motivo es que millares de tuk-tuk de todo tipo, eléctricos, a gasolina, grandes o pequeños, una gran mayoría sin licencia ni permiso de Turismo de Portugal, inundan todos los días, desde la mañana hasta bien entrada la noche, las empinadas calles de las siete colinas de Lisboa.
La situación ha llegado hasta tal punto que su alcalde, Fernando Medina, ha tenido que tomar cartas en el asunto. Medina anunció en la última asamblea municipal, del pasado 15 de septiembre, que a partir de octubre los tuk-tuk solo podrán circular durante 12 horas, entre las nueve de la mañana y las nueve de la noche, se determinarán las zonas de parada, salida y llegada de pasajeros, se inspeccionará rigurosamente cada una de las empresas del ramo, se controlará la seguridad de los pasajeros y habrá zonas totalmente restringidas a su circulación para evitar los atascos y accidentes.
Avanzó igualmente que «es fundamental garantizar el descanso y la tranquilidad de los residentes». Y concluyó: «Para evitar la contaminación que muchos de estos vehículos producen, desde el 1 de enero de 2017 solo podrán moverse por la capital lusa los que sean eléctricos y estén debidamente certificados».
La noticia ha sentado bastante mal a la gran mayoría de los empresarios del ramo que asumen las dificultades que se les avecinan cuando la normativa sea efectiva y «que puede motivar que muchos de nosotros vendamos nuestros tuk-tuk o cerremos nuestros negocios», reconoce a La Voz, uno de ellos, quien no se ha querido identificar.
Sin embargo, no todas los propietarios de tuk-tuk lo ven de la misma manera. Tiago Túbla, es uno de los tres fundadores de la empresa Ekotuktours que nació en 2013 y cuenta con una flota de nueve vehículos eléctricos, cuya estructura se ha fabricado en Alemania y la carrocería en Portugal. «Estamos deseando que la normativa municipal se aplique», declara a La Voz.
«Hasta el momento no hemos recibido la notificación del Ayuntamiento. No dudamos que llegará en breve. Tenemos todas las certificaciones, permisos, contratos y titulaciones de nuestros conductores-guía en regla lo que nos sitúa en una posición privilegiada ante otras empresas del ramo ilegales o que no se han preocupado en hacer las cosas bien y que en numerosas ocasiones lo único que aportan al viajero que se monta en sus tuk-tuk es inseguridad», afirma.
«Nuestros coches -continúa Túbla- cuestan en torno a los 20.000 euros. Nos tenemos que preocupar de recargarlos una vez al día en nuestro garaje y hemos invertido mucho en ello». Y termina: «Sabemos que la mayoría de los tuk-tuk de Lisboa circulan con motores gasolina o gasóleo y su precio oscila entre los 6.000 y los 8.000 euros. Aunque con los eléctricos hemos realizado una gran inversión estos dos últimos años, al final el esfuerzo ha valido la pena y nos compensará a partir de ahora».
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