LA VOZ, 02 de septiembre de 2015.
La historia de Lidiane Leite podría ser la de una película. Llegó a la alcaldía de la ciudad brasileña de Bom Jardim por causalidad porque su novio, Beto Rocha, no podía presentarse por un caso de corrupción. Leite, de 25 años, se presentó a las elecciones y ganó. Desde 2012, ejercía su cargo y dirigía la ciudad por Whatsapp desde otra localidad, Sao Luís, a 275 kilómetros de distancia.
Entre fiesta y fiesta y distintos eventos sociales, Lidiane Leite despachaba con sus secretarios mediante un grupo de Whatsapp llamado «Força Tarefa», según revela la Folha de S. Paulo. Con el mismo móvil se dedicaba profusamente a sacarse selfies y fotos para alardear de su ajetreada y ostentosa vida social llena de lujos.
Desde hace una semana, Lidiane Leite es prófuga de la justicia brasileña. En el marco de una operación policial está acusada de desviar unos cuatro millones de dólares de los fondos públicos de educación de la ciudad, una de las más pobres de Brasil y donde hay escuelas funcionando debajo de árboles, según la Folha de S. Paulo.
Tras ser elegida alcaldesa, Leite nombró a su novio como secretario de Asuntos Políticos y según la policía federal era Beto Rocha quien tomaba las decisiones. El pasado jueves fue emitido una orden de arresto contra ella. Su abogado Carlos Barros alegó, al pedir el «habeas cospus» de Lidiane, que ella asumió el cargo a una «tierna edad» y que delegó sus funciones en su pareja «por inexperiencia y confianza», según la Folha de S. Paulo. El letrado de Lidiane Leite ha asegurado que ella «está sufriendo» y que huyó en una decisión «impulsiva».
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