Victoria Toro, 09 de septiembre de 2015.
Pestañeo de seguridad
Tanto la huella dactilar como el rostro son diferentes en cada ser humano. Por eso pueden utilizarse como mecanismo de seguridad para demostrar que es uno mismo el que está usando la tarjeta. Para evitar que los ladrones puedan emplear una foto del dueño de la tarjeta y hacerse pasar por él es para lo que se pide al usuario que pestañee.
La compañía no ha especificado cuándo pretende que este servicio funcione para todos los clientes que lo deseen. Pero parece que, si las cosas salen como esperan en los ensayos de estos dos meses, todos los titulares de tarjetas Mastercard de Estados Unidos lo tendrán a su disposición a finales de este mismo año.
Y si a alguien le parece raro que el uso de una tarjeta de crédito o débito se valide con un selfie aún más se lo parecerá lo que Mastercard está desarrollando: una pulsera que registra el ritmo de los latidos del corazón, al parecer también único en cada ser humano, para que sean estos los que verifiquen que efectivamente es el titular de la tarjeta el que está haciendo uso de ella.
3.000 millones de operaciones
La idea con la que trabajan las principales compañías de tarjetas del mundo es la de crear tecnologías de identificación seguras diseñadas para acabar definitivamente con las antiguas y farragosas claves alfanuméricas, ya sea para acceder a las redes sociales o realizar pagos a través de Internet. Un método este, el tradicional, que el año pasado se empleó en 3.000 millones de transacciones.
La empresa de tarjetas de crédito Mastercard empezó a probar ayerun nuevo método de pago: los selfies. No se trata de que nada te salga gratis por tu cara bonita, sino de establecer mecanismos de seguridad que funcionen para los pagos on-line. Y parece que la imagen del rostro del titular de la tarjeta puede ser uno de los más efectivos.
Durante los meses de septiembre y octubre 500 clientes de Mastercard en Estados Unidos formarán parte de un programa piloto. Cuando vayan a abonar una compra realizada a través del móvil y empleen su tarjeta, la aplicación diseñada para la ocasión e instalada ya en el dispositivo les dará la opción de identificarse mediante su huella dactilar. Si así lo desean, solo tendrán que poner el dedo sobre el teléfono para que sea escaneada. Esa imagen será comparada con la que Mastercard deberá tener archivada del cliente. Si coincide, la orden de pago será cursada. Se trata de un sistema similar al que Apple puso en marcha en el 2013 y que está resultando todo un éxito para la compañía de la manzana.
También podrá el cliente identificarse mediante el reconocimiento facial. En ese caso, lo que tendrá que hacer es poner su móvil frente a él como si fuera a hacerse una foto, un selfie, y esperar a que el rostro aparezca en la pantalla rodeado por un círculo. En ese momento, deberá pestañear. Será entonces cuando el móvil enviará la imagen de su cara convertida en un mapa de ceros y unos, que se comparará con el archivado por Mastercard.
Pestañeo de seguridad
Tanto la huella dactilar como el rostro son diferentes en cada ser humano. Por eso pueden utilizarse como mecanismo de seguridad para demostrar que es uno mismo el que está usando la tarjeta. Para evitar que los ladrones puedan emplear una foto del dueño de la tarjeta y hacerse pasar por él es para lo que se pide al usuario que pestañee.
La compañía no ha especificado cuándo pretende que este servicio funcione para todos los clientes que lo deseen. Pero parece que, si las cosas salen como esperan en los ensayos de estos dos meses, todos los titulares de tarjetas Mastercard de Estados Unidos lo tendrán a su disposición a finales de este mismo año.
Y si a alguien le parece raro que el uso de una tarjeta de crédito o débito se valide con un selfie aún más se lo parecerá lo que Mastercard está desarrollando: una pulsera que registra el ritmo de los latidos del corazón, al parecer también único en cada ser humano, para que sean estos los que verifiquen que efectivamente es el titular de la tarjeta el que está haciendo uso de ella.
3.000 millones de operaciones
La idea con la que trabajan las principales compañías de tarjetas del mundo es la de crear tecnologías de identificación seguras diseñadas para acabar definitivamente con las antiguas y farragosas claves alfanuméricas, ya sea para acceder a las redes sociales o realizar pagos a través de Internet. Un método este, el tradicional, que el año pasado se empleó en 3.000 millones de transacciones.
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