Javier Romero / La Voz, 30/12/2016
Hacer kilómetros de carretera al volante de grandes tráileres sin más compañía que el móvil o la radio para, cuando estás a escasos kilómetros del destino, quedarte atrapado en una pista estrecha y apartada es, cómo mínimo, una faena. Pero, si aún por encima el culpable de semejante sainete es el GPS y la confianza que se deposita en él al omitir una señal que prohíbe el paso a estos vehículos pesados, la situación se antoja todavía más difícil de digerir. Estos supuestos no dejan ser verdad, y, además, de la que se da con frecuencia.
El escenario del entremés es la aldea de San Martiño, en Abanqueiro (Boiro). Allí, ayer, un nuevo tráiler se quedó atascado por la calle principal del lugar, que no tiene el ancho suficiente para que pasen la cabina y el remolque de semejante vehículo. Encarnación Fernández reside en San Isidro y levanta la voz pensando más en los transportistas que en el trastorno que se causa al vecindario.
«Llevamos así diez años, con épocas en las que estamos dos meses sin un caso y con semanas en las hay dos. Lo peor son las personas que vienen al volante para ir a empresas. Muchos son extranjeros que llevan días conduciendo y se fían del GPS, que los lleva por la ruta más corta sin diferenciar carreteras por las que no pueden pasar. Algunas veces tiene que venir una grúa especial de Noia para retirar el tráiler».
Limitar el tonelaje
En el Concello conocen bien la situación. Ayer explicaba el alcalde, Juan José Dieste, que «si es necesario colocar una señal nueva no hay problema, pero dudo que la mejor solución sea esa. Creo que lo mejor sería limitar el tonelaje y el ancho de los vehículos que pasen por San Isidro. De todas formas hablaré con la Policía Local para consensuar la mejor solución con el ánimo de evitar que vuelva a repetirse».
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