La polémica de los “Note explosivos” ha dado la vuelta al mundo, desde que aparecieron los primeros indicios a finales de agosto con el anuncio de Samsung sobre el retraso de la distribución de su nuevo terminal. A los pocos días, la firma sur-coreana dio marcha atrás en todas las reservas y ventas.
La decisión de Samsung fue reclamar todos los Galaxy Note 7 vendidos que pudieran estar afectados por el grave fallo de las baterías que inició todos los problemas, que supondrán a la compañía unas pérdidas explosivas de mil millones de dólares al verse obligada a sustituir los cerca de 2,5 millones de dispositivos distribuidos desde que llegaron al mercado.
Pero el pasado jueves se notificó otro incidente grave cuando un hombre de la localidad de San Petersburgo (Florida) aseguró que, tras entrar un momento en su vivienda para descargar un mueble, se encontró su vehículo Jeep Grand Cherokee en llamas.
Nathan Dornacher se encontraba en esos momentos en compañía de su hija de 8 años y su perro, en su perfil de Facebook incluso bromeó diciendo que “no era la barbacoa que quería”. Bromas a parte, se trata de un incidente que podría haber tenido consecuencias nefastas.
Respecto a los motivos que provocaron la explosión del Jeep, el dueño declara que “todas las señales apuntan en esa dirección”, haciendo referencia a que el Note 7 estaba conectado cargando la batería en el interior del vehículo, que es la circunstancia en la que estos terminales explotan, tal y como la propia Samsung ya ha confirmado.
Tal y como recoge el portal FOX 13 News, Samsung está al tanto de este incidente, y asegura que está haciendo “todo lo posible” para llevar a cabo una investigación junto al afectado. Pero la víctima ha dejado claro que la multinacional no se ha vuelto a poner en contacto con él tal y como prometió, y es por ello que llevará el caso a los tribunales. No se trata del primer caso en el que hay pérdidas, por fortuna, materiales. Y es muy probable que no sea el último.
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