Marcos Gago / La Voz, 05 de marzo de 2015.
Adelantar a un perro suelto en la carretera PO-550 sin guardar la distancia lateral reglamentaria, a su paso por una zona rural del municipio pontevedrés de Meaño, le costó a un vecino de Noalla (Sanxenxo) una multa de 200 euros. Ocurrió el 11 de enero, pero el conductor, Fernando Miniño, solo lo supo hace unos días cuando le llegó la notificación de Tráfico. Su infracción fue adelantar al perro sin guardar una separación de metro y medio con el animal. El multado ni se acuerda del perro, pero sí considera que la sanción, que ya abonó, es «inxusta».
«Cando vin a carta de Tráfico pensei que era por un coche que ten máis de dez años e que me escribían para recordarmo», explica. Craso error. Más que una comunicación técnica se trataba de una inesperada sorpresa. Era una multa que le imponía la Guardia Civil de Tráfico porincumplir el artículo 85 del Código General de Circulación. Este epígrafe regula la obligación de los conductores de respetar una distancia de un metro y medio de peatones, animales y vehículos de dos ruedas. Es una norma que se recuerda machaconamente en toda campaña de protección de ciclistas, pero en este artículo hay un matiz, desconocido para la mayoría de los conductores, que fue el utilizado para llevar adelante la polémica multa.
La obligación de guardar la distancia de 1,5 metros también se aplica para los animales y no se hace distinción de si son ejemplares salvajes, asilvestrados o si los lleva su dueño sujeto con correa. Para Fernando Miniño, la sanción es exagerada, porque no es frecuente que se multe por ese motivo a ningún conductor. Él, al menos, no conoce otro caso en la comarca.
«A multa foi por non desviarme o suficiente do can, pois me sancionaron como se o can fose un ciclista», se lamenta este vecino de Sanxenxo. Tampoco recuerda si el animal era grande o pequeño, ni qué maniobra tuvo que realizar para eludirlo. «A multa é do 11 de xaneiro e agora estamos case que a 11 de marzo, non me acordo de nada», insiste. El paso del tiempo ha borrado la posibilidad de alegar contra la infracción porque los detalles se han ido de la memoria tras dos meses desde el suceso.
Como ya tenía bastante disgusto, Fernando Miniño decidió evitar que la cosa fuese a más. Doscientos euros no es poco dinero y puesto que existe la posibilidad de un descuento de la sanción al 50 %, el afectado optó por pagarla cuanto antes. «Fun ao banco e pagueina», precisa.
El caso es tan raro que fue el comentario de su círculo de amigos y familiares. ¿Cómo se siente uno cuando le ponen una multa por adelantar a un perro? Pues la reacción es variada. «Imaxínate, ao principio tómalo como a broma, diste, ¿isto é un cachondeo ou que? Logo ao pagar, xa non te fai tanta graza. É completamente inxusto»,asegura.
«Voulle facer un cadro»
Este conductor, consciente de que su caso, por inusual, dará mucho que hablar en la comarca, por la cuantía de la sanción y por el temor de que se repita con otros, guarda la multa como oro en paño. Miniño echa recurso del humor e ironiza: «Voulle facer un cadro».
El automovilista sancionado se queja de las exigencias sobre los conductores y la ausencia de esa obligación con los dueños de los perros. «Aquí hai cans soltos a montóns», indicó Miniño, que no descarta que surjan más casos en el futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario