La UWE Bristol (University of the West of England) ha llevado a cabo una nueva investigación junto a Oxfam con la que, una vez más, demuestran la capacidad de la orina para generar electricidad.
Los investigadores han instalado un inodoro cerca de uno de los bares a los que cada día acuden cientos de sus estudiantes. Las micciones se aprovechan para generar electricidad con el objetivo de instalar este sistema en loscampos de refugiados.
El funcionamiento del prototipo de urinario «Pee-Power» (poder del pis) es muy sencillo. Una célula de combustible microbiana (MFC) - una especie de batería - genera, gracias al pis, la energía eléctrica necesaria parailuminar la instalación. Algo especialmente útil en los campos de refugiados, especialmente para las mujeres.
El profesor Ioannis Ieropoulos, director del Centro de Bioenergía de la UWE Bristol, lidera la investigación. «Estamos demostrando que esta forma de generar electricidad funciona», ha asegurado, tal y como recoge la universidad en su página web. Además, no hay que olvidar que este equipo de investigadores protagonizó también numerosos titulares en 2013 cuando, por primera vez, consiguieron generar electricidad a través de la orina. Tal fue el logro que fueron capaces de cargar parte de la batería de un teléfono móvil Samsung para hacer una pequeña llamada, navegar por internet y mandar varios mensajes de texto.
«Las células de combustible microbianas funcionan mediante el empleo de microbios vivos que se alimentan de orina (combustible) para su propio crecimiento y mantenimiento», explica Ieropoulos. «El MFC -continua- es un sistema que aprovecha una parte de esa energía bioquímica que se utiliza para el crecimiento microbiano y la convierte directamente en electricidad. Es lo que llamamos el 'poder del pis'». De esta manera, tal y como recuerda el profesor, pueden usar de una forma muy útil un producto de desecho, del que toda la humanidad dispondrá siempre en abundancia, en vez de seguir dependiendo de combustibles fósiles.
Andy Bastable, Jefe de Agua y Saneamiento en Oxfam, recuerda que parte de su trabajo consiste «en proporcionar servicios de saneamiento en las zonas de desastre», lo que implica «iluminar zonas inaccesibles». Todo un reto que ven más fácil de superar con esta tecnología. «Vivir en un campo de refugiados es muy complicado además de que siempre puedes ser asaltado en lugares oscuros por la noche. El potencial de esta invención es enorme», asegura.
El profesor Ieropoulos y Andy Bastable reseñan los aspectos económicos y sostenibles de esta tecnología: las células de combustible microbianas cuestan poco más de un euro y por unos 800 euros podrían instalar un urinario «Pee-Power».
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