María Hermida, 13 de marzo de 2015.
La historia de Bonny es increíble de cabo a rabo. Y nunca mejor dicho, porque se trata de un perro. Hace año y medio, el animal deambulaba por una parroquia de Porto do Son. Le sobraba hambre y le faltaba salud cuando unas niñas lo vieron por la zona de Baroña y decidieron que tenían que hacer algo por él. Las menores llegaron a confeccionar pulseras y venderlas para sacar dinero y comprarle latas de conserva al animal, que en alquel momento tenía el estómago en tan malas condiciones que ni probaba el pienso.
Las pequeñas, dentro de sus posibilidades, le hicieron un pequeño refugio en un descampado de su parroquia. Semejante historia llegó a oídos de la protectora de animales Arca, que ayudó a las crías a auxiliar el animal. La entidad tenía saturado su refugio, tal y como recordaba ayer su presidenta, Luisa Santos. Y la única solución posible para que Bonny dejase la calle, ya que pese a los esfuerzos de las niñas su salud iba a peor y estaba en los huesos, era buscarle una familia de adopción. Dieron difusión a su historia a través de las redes sociales.
Y, entonces, entró en acción Melina Vázquez, vecina de A Coruña y colaboradora habitual de las protectoras de animales. Se llevó el can en régimen de acogida a su casa. Pero su familia nunca más quiso despegarse de él. Su madre, Charo Delgado, explicaba que nunca tuvo «un animal tan bueno, tan cariñoso y especial». Y, aunque ya tenía en su casa otros seis perros, enseguida lo sumó a la familia. Desde entonces, Bonny vive encantado en un hogar coruñés. Y Melina acaba de dedicarle un vídeo en Youtube. No es un trabajo audivisual cualquiera. Además de tener un cuidado formato (la voz del perro recuerda totalmente a la de Forrest Gump, el personaje en el que ella se inspiró, ya que cree que le pega a esta historia), está lleno de ironía.
En el vídeo, Bonny, en primera persona, cuenta su historia y le perdona la faena a sus antiguos dueños. Melina dice que puede sonar irónico pero que, en realidad, los animales siempre «piensan bien de los humanos». Y puede que acierte. Hasta ahí, la historia ya merece el calificativo de especial. Si encima se le añade que el vídeo está dedicado a un hermano de Melina que falleció, años antes, justo el mismo día en el que nació el animal (se sabe su fecha de nacimiento y quienes fueron los que lo abandonaron porque tenía microchip), hay que hablar de una historia increíble.
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