Rocío García / la voz, 06 de abril de 2015.
La parroquia de Abades (Silleda) volvió a reclamar ayer su sitio en el mapa gastronómico gallego con una Festa da Rosquilla en la que de nuevo se pagaron precios desorbitados por un lote de galletas.
La organización sacó a subasta 22 «bolos». Los «bolos» son lotes de rosquillas apiladas a modo de montaña o tomando formas diversas. Por uno de ellos con apenas 80 rosquillas una familia afincada en Irún pagó 250 euros. Es cierto que no era un «bolo» cualquiera. Era uno elaborado por la Asociación de Veciños de Manduas (Bandeira) que mereció el premio al dulce más sabroso de la fiesta. El comprador tampoco era un turista cualquiera. Era una familia originaria de la zona que ha tomado por costumbre pujar al extremo por el mejor lote para asegurarse el trofeo. Este año, los compradores no pudieron asistir a la subasta en persona, pero mandaron un apoderado.
Dulces que curan la morriña
El «bolo» se enviará al País Vasco y será expuesto y degustado en Casa Mariño, el restaurante que los compradores regentan en Irún. La rosquilla le sale a más de 3 euros, pero cura la morriña y ayuda a financiar la fiesta de Abades.
Los otros 21 lotes subastados también encontraron comprador. Por el que menos se pagó se dieron 20 euros. La media anduvo entre 35 y 40.
Además de los vecinos de Manduas, también consiguieron premios a las rosquillas más sabrosas la Pastelería Dulce Deza -con tiendas en Silleda y Bandeira- y la Casa de Golmar, de Abades. La empresa logró el segundo premio y la familia local el tercero. Entretanto, el premio al «bolo» más original se lo llevó Manuel Colmeiro con una construcción en forma de hórreo. Tuvo que competir con otros con formas de pozo, de carro y con varios emulando floreros.
El tiempo acompañó más que nunca y los visitantes acabaron con las existencias de rosquillas. Los más de medio centenar de «bolos» a la venta se agotaron por la mañana. De las 250 minibolsas solo quedaron unas pocas de muestra para la tarde.
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