Raúl Romar/ VdG, 29 de abril de 2015.
La Unión Europea no quiere más bolsas al viento. No las prohibirá, pero sí impondrá a los estados la obligación de que el consumo per cápita de bolsas de plástico ligeras se reduzca en un 50 % de aquí al 2019, para pasar de una media de 198 a otra de 90, y en un 80 % para el 2025, de tal modo que cada ciudadano solo utilice un máximo de 40 al año. No es una medida drástica, ya que deja en manos de los estados la opción de cobrar o no por cada unidad que se entregue al usuario, lo que se aplicaría a partir del 2018, pero sí supone un triunfo del Parlamento europeo, que aprobó ayer la medida por amplia mayoría, frente a la Comisión Europea, que se oponía a sacar la propuesta adelante. «Esta legislación es un hito, es histórico porque por primera vez la UE adopta una legislación pionera, de prevención de residuos», aseguró ayer una entusiasmada Margrete Auken, eurodiputada del grupo de Los Verdes y la responsable de sacar adelante la iniciativa.
La basura del mar
Es, en todo caso, un paso importante para minimizar el impacto de las8.000 millones de bolsas de plástico que cada año acaban convirtiéndose en basura, de las que una gran mayoría van a parar al mar, formando auténticas islas, o a las cuencas hidrográficas contaminando las aguas y poniendo en peligro los ecosistemas. De hecho, el 70 % de los residuos que reciben los océanos es plástico. «Es una medida que, salvo a la industria del plástico, va a beneficiar a todos -aseguró Auken-, al medio ambiente, a los ciudadanos y al comercio minorista. Todo el mundo sale ganando, es un exitazo». Supondrá también un ahorro económico anual de 725 millones de euros, que se derivan fundamentalmente del gasto que se evitan los comercios, supermercados y grandes almacenes, que no tendrán que entregar el producto de forma gratuita, aunque también supone un ahorro en materias primas y para los sistemas de tratamiento y recogida de residuos.
La propuesta inicial de directiva pasaba por establecer también la obligatoriedad de imponer un precio por cada bolsa que se emitiese al mercado, aunque esta opción se deja ahora en manos de los Estados, que podrán optar por ella o por los objetivos de reducción. Fue una renuncia necesaria para alcanzar una amplia mayoría de la que el Parlamento Europeo pudiera hacer gala frente a la Comisión. «Yo, particularmente, recomendaría a todos los Estados que utilizaran la fijación de precios», resaltó Margrete Auken, que incluso planteó, aunque a título personal, que por cada bolsa se cobrase medio euro o más para disuadir de su uso. La estrategia de cobro mayoritario ha funcionado muy bien en algunos países donde ya se aplica la medida, como Irlanda, donde en los primeros cinco meses después de su implantación se redujo en un 90 % el uso de este material por parte de los ciudadanos. También es cierto que en España varias cadenas de supermercados cobran por las bolsas -un precio simbólico de dos a cinco céntimos-, aunque, de aplicarse, se extendería a todo el comercio y a grandes almacenes.
De los porcentajes de reducción solo quedan exentos los establecimientos de frutas y hortalizas, que utilizan bolsas ultraligeras, de menos de diez micras de grosor, que se emplean para la venta a granel. «Su uso aún es necesario y para este tipo aún no tenemos una alternativa», explicó Auken.
No hay comentarios:
Publicar un comentario